sábado, 28 de noviembre de 2009

In The Shades. Eclipse 03.

— ¿Qué es lo que quieres?—preguntó a la obscuridad— ¡Contéstame!—exigió de nuevo.
—Oh, pero tú sabes lo que quiero—respondió una voz proveniente de ningún lugar en especifico.
— ¿Quién eres tú? — susurró de nuevo. El miedo invadiendo cada uno de sus sentidos.
—Oh, pero tú sabes quién soy yo…

Kazuma se despertó de golpe en su cama bañado en sudor, se tomo la cabeza con ambas manos aspirando profundo, en todos sus años, y valla que tenía muchos, jamás había tenido un sueño así, y ahora que lo pensaba, jamás había tenido un solo sueño…y ahora en medio de la maldita noche venia a tener una pesadilla, valla vampiro que era. Miró el reloj que se encontraba en su buró solo por hábito, las 4 de la mañana. Se levanto con pereza sin muchas ganas de volver a la cama, no era como si lo necesitara, comprobó su cara en el espejo, el mismo pelo despeinado de siempre, las mismas ojeras de siempre, todo en orden. Salió de su habitación, y se dirigió a la biblioteca frunciendo la nariz ante el olor de los dos licántropos en la propiedad.

—Es tarde para estar despierto, ¿No lo crees Kazuma? —interrogó una voz apenas el vampiro puso un pie en la habitación.
—Tan tarde que es temprano, Jacob—saludó observando al lobo que le miraba divertido detrás de uno de un libro—. ¿Qué haces aquí?
—Lo mismo que tu, debo suponer.
—Es probable, no quieres que culpen a Reinstein por lo que le sucedió al Gran Maestro— Jacob levanto la mirada a una velocidad nada humana sin ocultar su sorpresa—. ¿Sorprendido? No deberías, ambos sabemos que no fue él.
-— ¿Qué haces despierto? — cuestionó mirando a Kazuma ir y venir entre los estantes.
—Nunca duermo, realmente, solo, bueno, ni yo sé que es lo que hago—rió entre dientes—. Creí que habías ido a dormir hace mucho, ¿Qué haces despierto?
—Nunca fui a dormir, siempre estuve aquí.
—Típico de Jacob—ironizó el castaño.
—No creí que un vampiro y un licántropo pudieran llevarse bien.
—Te sorprenderías de las cosas que veras cuando tengas mi edad, amigo mío— Jacob iba a preguntar algo pero Kazuma lo silenció con la mano—. No sería de caballeros preguntar mi edad—terminó con una pequeña sonrisa.
—Eres un vanidoso.
—Solo cuando es necesario—dijo con una amplia sonrisa, aunque la alegría no le llego a los ojos.
— ¿Qué es lo que piensas? ¿Qué fue un vampiro? ¿Un licántropo? ¿O un cazador?
—Pienso…—se interrumpió pensando—… pienso tantas cosas que es confuso. Ninguna de las opciones es posible, y el que haya sido Alucard es aun menos probable, el sello no se ha debilitado, ni un poco la última vez que lo vi.
— ¿Cuándo fue eso?
—Antes de venir a Londres.
—Algo anda mal
—Estaba perfecto no hay error.
— No te ves muy seguro.
—Solo tengo demasiadas cosas en la cabeza—suspiró.
— ¿Qué haremos ahora?
—Nos sentamos y esperamos.
— ¿Solo eso? Debe haber algo más.
—No, hay nada más. No sabemos a qué nos enfrentamos y mientras no lo sepamos no podemos arriesgar más vidas…—se interrumpió de pronto algo turbado.
—Estabas a punto de decir inocentes pero ambos sabemos que no es cierto.
—Serán vidas inocentes si en realidad es Alucard.
— ¿A qué te refieres? ¿Lo conociste?
—Quizá en otra época, no lo sé, mis recuerdos empiezan a volverse difusos. Pero tengo la impresión de que si vuelve no le importara beber sangre de inocentes para recuperar su poder.
—Kazuma ¿tu…?

La mirada del vampiro se oculto tras sus desordenados cabellos. El lycan intentó darle una palmadita en el hombro a modo de animarlo, debía admitir que lo respetaba a pesar de todo e incluso aquella amistad rota aún estaba presente. A escasos centímetros del otro una exclamación triunfal escapó de los labios del castaño, sacando un libro de quien sabe que parte del estante.
—No tenía idea que aquí existían libros de cocina, no en este lugar—sonrió al escuchar un sonido sordo.
Jacob apenas se sujeto de la orilla de uno de los estantes, eso fue demasiado inesperado.
—¿Q-Qué?
—¿Ocurre algo, pulgoso?
—Nada, ratón de quinta —el albino se recriminó mentalmente, no debía preocuparse por ese narcisista.

Con pasos lentos se acercó hasta la puerta, posó con cuidado sus dedos blancos sobre el cerrojo mientras rogaba no fuera lo que pensaba. Abrió un poco, otros centímetros más hasta tener todo abierto, un jarrón hecho trizas a unos pasos, a su lado lo que en algún momento fue un espejo y así un camino que recorría cada rincón.
—Matare al que hizo esto.
Salió siguiendo el rastro, en su mente ya llevaba una considerable cantidad de dinero que haría que otros pagarán, por supuesto. La sonrisa llena de malicia en sus labios causo que el lobo lo siguiera a unos cinco metros de distancia, considerada prudente en ese momento.
Así se vieron en la cocina, donde un escándalo, ruidos de cosas quebrándose, y una canción infantil se hacía escuchar. Los labios de Kazuma ensancharon su sonrisa sádica. De un golpe las puertas fueron abiertas, una Marine con las mejillas rojas cantando quien sabe que tantas cosas y en bata de dormir sobre la mesa, Shirase y Kiyoshi junto con otras cinco sirvientas intentando calmarla por todos los medios y otros más miembros de la casa limpiando cuanto podían además de una Anika carcajeando fue lo que notó primero. Al verse descubiertos se petrificaron, al igual que Jacob al ver una cosa tan… extraña.
—Ka…Kazuma-sama… ¡podemos explicarlo! —soltó Kiyoshi al ver la mirada furiosa de su joven amo.
—Amo Kazuma, ya imaginara lo sucedido —la voz de Shirase provocó un suspiro de alivio a los presentes.
— ¿Cómo rayos llegó al alcohol? —Marine-san caminando dormida, o eso pensamos, llegó hasta la ama de llaves, tal vez uso su poder y, pues…
—Tomó más de lo debido —rió la lycan.
—Shi…Shirase —balbuceó el dueño de la casa mirando al mayor de todos ahí—. ¿Por…por donde paso….Ma…Marine antes de…tu sabes?
—El bar…
—Es recuperable—se apresuró Kiyoshi.
—…los sótanos…
—No hay daño muy grave.
—…la lavandería…
—Solo necesitamos trapeadores.
—…y…—el hombre se interrumpió.
—Shirase, ¿Dónde más? —pidió el castaño.
—…bueno, pues…el salón de… música…—terminó viendo a su amo ponerse más blanco a cada segundo que pasaba.
— ¿El…el…el piano? —soltó en un momento de lucidez.
—Cada pequeño pedazo de él se encuentra roto— suspiro Shirase.

Los presentes se detuvieron en silencio a examinar las reacciones de Kazuma, su cara paso de blanco tiza, a blanco cera, a blanco rosado, a rosa, a rojo, a rojo fuerte, a morado furia, Anika ya no reía, Jacob había empezado a alejarse lentamente de él, Kiyoshi tenía los ojos cerrados implorando algo, Shirase simplemente lo veía con una mezcla de sentimientos, y el único sonido era el proveniente de Marine que seguía cantando.

— ¡Ya cállate! —Gritó Kazuma en un arrebato de ira, y el silencio se hizo presente en la cocina—. Tú — señaló a Kiyoshi— limpias la lavandería. Tú—señalo a Shirase— te encargas del bar. Ustedes par de lobos al sótano…
—Pero ni siquiera vivimos aquí-protesto Anika.
—Aní…por favor, cállate—imploro Kiyoshi.
—Te callas y trabajas o sabrás lo que es desear jamás haber nacido—espetó Kazuma con los ojos relampagueándole entre el negro usual, dorado ámbar y rojo vino. Nadie se atrevió a protestar—. Y tú —señalo acusadoramente a, la ya nada ebria, Marine que parecía a punto de morir, que dulce solución hubiera sido esa— vienes conmigo—espeto tomándola de la mano y sacándola del lugar a jalones. Jacob podría jurar que escuchó a Marine pedir ayuda.

Cinco horas ¡Cinco horas! Había pasado todo ese tiempo desde que un furioso Kazuma y una semi-borracha Marine habían entrado a la sala de música, cinco horas en las que habían arreglado toda la mansión, 300 minutos en los que nadie se había atrevido a tocar la puerta, 18000 segundos de incertidumbre. El vampiro y los dos lobos esperaban afuera, hasta que la puerta se abrió y Kazuma salió bastante molesto acompañado de una ráfaga de aire helado.
—Shirase — llamó en voz alta, y el hombre apareció al instante—. Hoy regreso tarde—espetó tomando su abrigo y cerrando la puerta de golpe tras él.
—Marine-san —pidió el pelirrojo entrando a la sala— ¿Está bien?
— ¿Por qué la pregunta Kiyo-chan? — devolvió la chica limpiando lo que había sido un piano horas antes.
—Ah…por nada…—contestó con una risa nerviosa—. Solo me preguntaba…
— ¿Qué paso aquí?-termino Marine.
—Bueno, si.
—Pues…creo que debo dejar de beber-sonrió la vampira—. O beber menos, lo que pase primero—se rió tirando el cadáver del instrumento y sacando un libro de algún lugar.
—Digo… ¿Por qué Kazuma-sama se enoja tanto por un piano? Tenemos suficiente para comprar uno nuevo…
—No es por el piano Kiyo-chan—suspiro la chica.
— ¿Entonces?
—Tú no tienes ni la mas mínima idea de donde estas, ¿verdad?
—Pues…en Londres—titubeó el chico, provocando una gran risa de Marine—. ¿Qué?
—Me refería a justo en este lugar—le sonrió la chica.
—Supongo que Londres debe ser una respuesta válida—espetó Anika recargada en la puerta.
—Puede ser.
—Rompiste muchas cosas, sanguijuela—le sonrió Anika con malicia.
—No permito que tú me hables así—se defendió Marine—. Me retiro, Jacob, Kiyoshi, con su permiso—gruñó fríamente—. Kiyoshi esta era la casa de la familia de Kazuma—susurró al pasar junto al pelirrojo y desaparecer en el pasillo.
—Eso…
— ¿Kiyo…?—preguntó Jacob.
—Eso fue…un tanto…inesperado…creo.
—No, esa sanguijuela tiene dinero para rastrear cualquier cosa ¿Por qué no una casa?
—Anika cállate—espeto Jacob.
— ¿Qué? Es cierto.
—Como sea, es casi medio día, ¿Por qué no vamos a comer algo?—sugirió Kiyoshi ya conociendo las peleas entre ambos hermanos—. Por cierto, ¿Conocen a algún Armand o a una Genevive en esta ciudad?
—Debe haber muchos, ¿Por qué la pregunta Kiyo?
—Simple curiosidad Ani, solo curiosidad.
— ¿Quién quiere panecillos? —interrumpió Jacob, y los tres salieron de la habitación.

—Dos de la mañana, dos de la mañana y Kazuma-sama aun no regresa—se quejó Kiyoshi ante Shirase, en la cocina.
—Regresara tarde o temprano, joven Naragashi. Me atrevería a decir, que el joven amo, está entrando por la ventana de su habitación—sonrió como padre comprensivo antes de que Kiyoshi saliera corriendo de la cocina.
—Kazuma—exclamó entrando por la puerta, el aludido no se esperaba la interrupción y lo miro sorprendido con varios rasguños, por todas partes, y la camisa blanca llena de sangre—. ¿Qué…? —y se estaba poniendo blanco papel.
—Kiyo, actúas como si jamás hubieras visto una herida—ironizó el Kazuma, antes de cambiar la camisa por una color vino que parecía ser la pijama, mientras un pequeño rasguño en su nariz desaparecía poco a poco.
— Kazu tus heridas…
—No han curado todavía, no falta mucho solo necesito dormir, y no lo puedo hacer si sigues aquí, así que—tomo un poco de aire—. ¡Largo de mi habitación!-espetó empujando al chico y cerrando la puerta tras el—. ¿Qué ya no puedo tener privacidad en mi propio cuarto? —casi gritó.
—Escuche eso—espetó Kiyoshi a una puerta, sintiéndose bastante tonto.
—Ese era el punto—y se sintió más tonto cuando la puerta contesto.



— ¿Qué es lo que quieres?—preguntó a la obscuridad con una constante sensación de deja vu— ¡Contéstame!
—Oh, pero tú sabes lo que quiero—respondió una voz proveniente de ningún lugar en especifico.
— ¿Quién eres tú? — susurró de nuevo. El miedo invadiendo cada uno de sus sentidos.
—Oh, pero tú sabes quién soy yo…
—No sé quién eres—gritó con desesperación.

—Kazuma, Kazu, reacciona—pidió una voz conocida, antes de despertar sentado en su cama con Marine agarrándolo fuertemente de los hombros, y Kiyoshi, Shirase y el par de licántropos mirándolo con preocupación.
— ¿Qué…?
—Despertaste gritando como loco—interrumpió Marine—. ¿Qué fue lo que paso?
—Yo no…es decir…yo estaba…pero…—balbuceó sin poder poner las palabras o su mente en orden.
— ¿Kazuma? —Jacob le tendió la mano con preocupación—. ¿Qué paso cuando saliste?
— ¿De qué…?
—Todavía tienes una herida sin curar en la mejilla—explico Kiyoshi, y en un acto reflejo Kazuma se toco el cachete y lo comprobó.
— ¿Qué hora es?
—Como las 6 de la mañana, ¿Qué vas a hacer? —pregunto ahora Anika con nerviosismo muy bien disfrazado pero perceptible.
—Yo…
—Shirase trae algo de comida—ordenó Marine tomando el papel de Kazuma, y el mayor obedeció.
—Chicos…
—Me quedare con Kazuma—añadió Kiyoshi.
—Chicos…
—Nosotros podemos investigar afuera—completo Jacob.
— ¡CHICOS! —gritó el dueño del lugar obteniendo toda la atención—. Estoy bien, en serio. Solo… tuve un mal sueño, eso es todo—aseguró ante la mirada de todos—. Solo…necesito estar solo—terminó sin estar muy seguro de sus palabras.
— ¿Kazuma tu…?
—Por favor…largo de mi habitación, solo…necesito…por favor—pidió de nuevo interrumpiendo a Jacob, y todos le hicieron caso, excepto Kiyoshi.
—Bien… ¿Y ahora? Ambos sabemos que a mí no me engañas, ¿Qué fue lo que paso?
—No estoy muy seguro, yo tuve un mal sueño…creo.
—Hablaba de esta noche.
—Salí a…bueno, salí y cuando venía de regreso…me atacaron.
— ¿Cazadores?
—No…eran vampiros…
— ¡¿Vampiros?!
—Es decir…no lo eran…o bueno si…no estoy muy seguro…eran como cadáveres…un cascaron vacio…no lo entiendo…
—No lo entiendo.
—Eran como…nuevos nacidos pero….
— ¿Pero?
—No sé que querían, parecían, solo ahí para morir, no…no tenía sentido.
— ¿Los…los asesinaste? —titubeó Kiyoshi poniéndose blanco.
—Ni siquiera tuvieron oportunidad de defenderse—sentenció ante un bastante impactado Kiyoshi.
— ¿Y esas heridas?
—Es lo que me preocupa.
— ¿Por qué?
—Jamás me tocaron, pero cada herida de ellos apareció en mi—susurró con un ligero escalofrió—. Kiyoshi…sentí su dolor. Jamás había sentido algo así, cada uno de sus pensamientos estaban en mi. Kiyoshi…—pidió en un susurro apenas audible.
— ¿Qué?
—Tuve miedo, por una vez en mi vida, tuve miedo…

~Continuara~

sábado, 21 de noviembre de 2009

In the Shades. Eclipse 02

La luna brillaba con fuerza sobre el parque de una ciudad, oculto por la sombra de los árboles un joven admiraba al astro, desvió la mirada hacia un rincón; una mujer le hizo una reverencia.


-¿Si?

-Hemos recibido noticias.

-¿De qué tipo?

-Parece que el Gran Maestro de los vampiros ha muerto, y una guerra entre los líderes de las casas se realizara para definir al nuevo líder supremo.

-Ohm… ya veo, gracias.

-Con esto, los licántropos podremos vencer a esa detestable raza.

-Si, tal vez-contesto el joven con pesadez- puedes retirarte, mas tarde iré con los otros, necesito pensar.

-Como ordene-asintió la mujer antes de desaparecer entre la oscuridad.

-Dos guerras, ¿eh?-pauso- los vampiros siguen siendo tan tontos como siempre-rió.


Recientemente llegaban a casa, tras tres días de estar soportando al resto de sus “hermanos”; sin hablar de Diether, que se la paso casi como una sombra. Ahora solo tenía cuatro días para prepararse antes de que el juego comenzara.


-Kiyoshi, hay algo que me preocupa-menciono Kazuma antes de arrojarse a su cama.

-¿Qué es?

-¿Por qué Marine te abrazo teniéndome a mí a su lado?-reprocho como un niño.

-Yo que voy a saber-gruño el pelirrojo.

-Pero te abrazo a ti.

-Eso no quiere decir que yo sepa porque, ni que yo quisiera.

-Te odio.

-Es mutuo.

-Disculpe la interrupción… joven maestro, la señorita Marine le llama -impulsado por una fuerza extraña el castaño se dirigió al teléfono mas cercano- como de costumbre-suspiro Shirase.

-¡Señorita Marine! Es un gusto escuchar su hermosa voz.

-No tiene demasiado tiempo desde la ultima vez que la oíste-gruño Kiyoshi, el castaño le propicio una patada que lo lanzo hasta el otro extremo de la habitación.

-No interrumpas cuando estoy hablando con ella, es una orden-reclamo Kazuma antes de continuar su charla.


El pelirrojo se hallaba empapado, choco contra una mesa en la que reposaba un florero el cual derramo todo su contenido sobre el chico; se levanto con pesadez, para antes de salir por la ventana más cercana contestarle a su maestro quien simplemente lo ignoro:


-Si, Kazuma-sama.

-Este… señorita Marine…

-¿Si?

-¿Escuche bien?

-¿Qué dices Kazuma? Lo repetiré una vez mas, esta vez cáptalo mejor.


Si, seguramente, ya habían pasado treinta minutos desde que salio, volvió a entrar en la habitación de la que escapo por la ventana; allí continuaba el joven Von D, solo que algo capto su atención, la bocina del teléfono colgaba de la mesa. Se acerco para escuchar la voz de la pelirrosa llamando a Kazuma.


-Kazu…-susurro el ojiverde, no recibió respuesta- Oye tarado, reacciona-alego pasando una mano delante del rostro pálido de su maestro- ¿me escuchas? Tu adoración esta del otro lado de la línea llamándote, no seas bruto y ¡contesta!-exclamo dándole un profundo puñetazo en la cabeza.

-La… la señorita Marine…-tartamudeo.

-¿Si?

-Vi… viene a vivir a nuestra casa… ¡mientras dura el duelo!-finalizo antes de volver a entrar en shock, Kiyoshi lo empujo levemente con un dedo dejándolo caer al suelo como un costal.

-Se desmayo-suspiro, tomo la bocina preparándose para responder por su amo- Marine-san, no se preocupe, preparare todo para su estadía-sonrió.

-Gracias, ¿y Kazuma?-pregunto tras una pausa.

-Tuvo que alejarse por un imprevisto.

-Ya entiendo, dale mis saludos.

-Por supuesto-colgó, su rostro se volvió sombrío mientras se acercaba al joven cabellera marrón- ¡Levántate idiota!-grito dándole una patada- ¡no es momento de que te desmayes!-tras otro golpe, de aun mayor potencia, Kazuma se levanto- finalmente.

-No, no, ¡no!-chilló- tener a la señorita Marine viviendo bajo el mismo techo…-comenzó- ¡será como volver a estar casados!-el pelirrojo quedo atónito- ¿por que me pasan estas cosas a mí?

-¿Ca… Casado?-titubeo.

-Si, lo estuvimos durante un año-confesó casi llorando- fue horrible, y ¿sabes que es lo peor?

-Yo… no lo se.

-¡En esa epoca no podias pedir el divorcio!-tomo los hombros del chico y comenzó a zarandearlo- ¡un año! ¡Un dichoso año de estarla soportando!

-¿Tan malo fue?-se indigno Kiyoshi- ¡ahora es tu adoración!-critico zafándose- no pudo ser tan malo si ahora solo quieres estar con ella.

-¡Tu no entiendes!

-¡Por supuesto que no! ¡Lo único que se de ti es desde que te conocí hasta ahora!

-Esa no es excusa-se quejo Kazuma- no quieres entender a alguien que esta sufriendo como yo.

-¡Para eso esta Shirase-san!

-El solo sabe dar consejos-paso.

-Como si no los necesitaras en este momento-suspiro.

-Claro que no, necesito a alguien que me diga que estoy pasando por una pesadilla y me ayude a salir de ella.

-Narcisista…-el castaño lo miro- estas solo en esto-murmuro harto-. Nos vemos.

-¡No me dejes Kiyo!-pidió- ¡Es una orden!-afortunadamente para el pelirrojo, e infortunio de su amo, esas ultimas palabras fueron ahogadas con el sonido de la puerta cerrándose.


Anochecía cuando un automóvil se detuvo frente a la mansión Von D. Hacia algo de frío por lo que una corina blanca ondulaba en los húmedos suelos. Corrió hasta una puerta, la abrió de golpe; como esperaba, Kazuma dormía en su cama. Se encamino hacia él.


-¡Kazu, ya he vuelto!-pensó un poco- ¡y Marine-san espera abajo!-anuncio, el castaño abrió los ojos, se levanto y tomo un abrigo que colgaba de un perchero, se coloco guantes y una bufanda- ¿Kazu?

-Te lo dejo todo a ti-sonrió antes de lanzarse por la ventana.

-¡Traidor, vuelve aquí!-ordeno el pelirrojo saliendo tras él- ¡Marine-san te espera y tu iras te guste o no!

-¡Me gusta mi libertad, gracias!

-¡Kazu, no seas terco! ¡Vivir con ella un tiempo no te matara!

-¡Si no fuera porque ya morí una vez te lo aseguraría!

-Supongo que no temes que ella pueda vengarse de esto-comento inocente. Kazuma se detuvo en seco- ¿ocurre algo Kazu?-inquirió.

-Eres un…

-La cena estará lista dentro de poco-agrego mirando su reloj- y creo que ella es del tipo de persona que le gusta la puntualidad en los demás.

-Kiyo, muérete.

-Lamentablemente eso es técnicamente imposible.

-Kiyoshi-susurro- de vuelta a la mansión.

-Como diga Kazuma-sama-sonrió.

-Si vuelves a hacer algo como esto te matare con mis propias manos.

-¿Bien?-contesto divertido.


Si el aire pudiera cortarse con un cuchillo, pensó Kiyoshi, lo hubiera hecho solo para distraer a los que se encontraban en la habitación. Kazuma y Marine habían pasado toda la cena, que seguramente Shirase había supervisado personalmente, lanzando demasiadas indirectas de sus pasados que dificultaba a cualquiera de los presentes no perderse después de dos o tres argumentos seguido.


-Y dime Kazuma, ¿Has estado últimamente en la Blutige Rose?- pregunto Marine bastante segura de su triunfo.
-Pero por supuesto, me he comportado correctamente y me han permitido volver-sonrió Kazuma-. ¿Tú no has ido últimamente, Marine?
-¡TU ME ODIAS! – gritó ahora Marine levantándose de su silla y tirando la mitad de las cosas. Por lo menos la otra mitad de la vajilla sobrevivió, pensó Kiyoshi.
-¡TU ME ODIAS SOLO PORQUE TE PEDÍ EL DIVORCIO!-gritó ahora Kazuma y lo que quedaba en la mesa, cayó sobre la alfombra color vino.

-Ahí va mi dinero-susurró el pelirrojo entre ambos contendientes.
-Y TU ME LO PEDISTE PORQUE ME ODIAS.
-ERES UNA MANIPULADORA CUALQUIERA LO PEDIRÍA.
-PERO FUISTE TU EL QUE PIDIÓ EL MATRIMONIO.
-PORQUE NO SABIA EN QUE ME META.
-DEBISTE PENSARLO MEJOR.
-Joven Naragashi, si me permite una sugerencia…-pidió Shirase tras él.
-¿Si?
-…Apártese de su asiento.
-¿Pero por qué…?-se detuvo a la mitad de la frase cuando los cuchillos y tenedores empezaron a volar enfrente su nariz-.
Oh- soltó sorprendido.


La siguiente media hora, la pasaron intentando calmar a los dos vampiros que insistían en lanzarse todo tipo de cosas. Y Kiyoshi sospechó que los sirvientes debieron tardar toda la noche reparando lo que quedo del comedor... en momento Marine saltaba de felicidad por el estudio, y Kazuma simplemente leía un periódico, y Kiyo… bueno Kiyo observaba el silencioso y nada agresivo, hasta ese momento, duelo.

De pronto la pelirrosa se puso a golpetear el respaldo del verde sofá en el que se encontraba, movía los labios con inquietud. Kiyoshi comenzaba a pensar que en verdad era como una de las tantas pinturas que adornaban la estudio. De un momento a otro la vampiresa se levanto y dando largas zancadas se plantó frente al castaño, él no se inmuto en lo más mínimo, seguía como si nada. Con delicadeza Marine tomo las orillas del papel, la mano le temblaba del enfado, de un tirón hizo deslizar el periódico de las manos de Kazuma.

Von D ni siquiera se molesto en levantar el rostro, busco torpemente hasta hallar el papel. En cuanto estuvo de nuevo en sus manos miro a todas partes de la habitación.


—¿A qué hora es la cena?

Naragashi rió nervioso y la invitada levanto una ceja.

—Pues, la cena ya pasó —informó el de ojos verdes.

—¡No me importa! ¡Quiero algo de comer! —El castaño respiró hondo— será un bocadillo nocturno, lo juro.

—Si, si, al fin y al cabo eres el maestro —ironizó.


El japonés se puso en pie tras decir aquellas palabras, casi con el porte del mismo Shirase se retiró. Los dos sangre pura que quedaban se miraron mutuamente, ninguno pestañeo siquiera mientras esperaban que el otro hablara.


—Bien, te deshiciste de Kyo-chan.

—¿Desde cuándo es Kyo-chan?

—Investigué un poco sobre los japoneses.

—Cómo sea, ¿a qué has venido realmente, Marine?

—Blutige Rose.

Kazuma doblo el periódico en cuatro partes antes de caminar hasta la chimenea que adornaba una de las tantas habitaciones que poseía aquella mansión. Se recargo toscamente contra el marco.

—Habla.

—Existen rumores entre los miembros sobre el asesino del Gran Maestro —explicó ella— se duda mucho que el mismo Gran Líder, Reinstein, de los lycans lo haya hecho.


Un golpeteó en la madera de la entrada interrumpió a la joven, ambos permitieron el pasó a Kiyoshi que se encontraba acompañado de Shirase. Solo que el jefe de mayordomos estaba allí por otras razones. Otros invitados habían llegado, el joven maestro de aquella casa torció la boca, ya se le hacía familiar un pequeño olor que emanaba de las afueras.


—Kiyoshi atiéndelos tú, son ese par de pulgosos, llegaron antes de lo acordado.

—Kazuma-sama, por favor no llame así a Jacob y Anika, vienen para celebrar su cumpleaños…—su voz se volvió baja— aunque con una semana de adelanto.

Marine se dejó caer en la silla más cercana, así no terminaría de decir más de dos oraciones antes de volver a ser molestada por los miembros de la extraña casa Von D.

-Descuida, hay tiempo de sobra para hablar-aseguro Kazuma volviendo a su periódico.
-¿Eso es todo Kazu? ¿Solo eso? ¿Hay tiempo?
-En realidad no lo hay, pero si te lo digo abiertamente te volverás la loca maniaca de la que me divorcie. Y créeme querida que no tengo ánimos de discutir.
-Tus modales del siglo pasado no me impresionan Von D-susurró Marine.
-No deberían, viviste con ellos bastante tiempo.
-Intentar convencerte de tomarte las cosas en serio es una causa perdida.
-No esta tan perdida como intentar que Kiyoshi se aleje de los lobos.
-¿A qué te refieres?
-Marine, vampiros y hombres lobo, son enemigos naturales, tú sabes, no soportamos nuestros olores, tenemos hábitos diferentes, alimentaciones diferentes, y lo único que compartimos es que una vez fuimos humanos, y nuestro gran odio entre nosotros. Claro, los lobos el mejor amigo del vampiro-ironizó rodando los ojos.

-Jacob y Anika, ¿eh? ¿Qué no eran miembros de la Blutige Rose?-interrogó Marine-. ¿No se supone que deberían tener una buena relación?
-Podría decirse, pero, ninguno de nosotros se soporta mucho. Dale las gracias a Kiyoshi, y aun así insiste en festejar mi cumpleaños cada año.
-Tu dijiste que…
-¿Qué no puedo recordar la fecha exacta de mi cumpleaños? No puedo, el muy listo se invento una fecha y la celebra.
-¿Por qué habría de hacerlo?
-Y yo que se-espetó Kazuma-. Los japoneses son tan raros.

-¿Por qué aceptaste?
-Marine, cuando eres inmortal, te resignas a que vas a vivir para siempre, y tienes a Kiyo viviendo en tu casa, no es que tengas muchas opciones.

-¿A qué te refieres?-preguntó Marine de nuevo sentándose en el reposabrazos del sofá de Kazuma.
-Kiyoshi es lo que se conoce como un manipulador inocente innato, no es como si te diera muchas opciones, o quizás si lo hace, ninguna es linda, y debes escoger entre la menos terrible.
-¿Qué mas había?
-No me hagas recordar mis opciones- Kazu se estremeció de repente-. Y aquí vienen los lobos-susurró con desprecio.
-¿Puedo abrazarlos? Jamás abrace a uno.
-¿Marine en que piensas? ¿Cómo es posible que seas mayor que yo?
-Te recuerdo que soy menor que tu, técnicamente-susurró Marine antes de que la puerta se abriera.
-Lamento la demora-informo Kiyoshi.
-Jacob, Anika.
-Kazuma-respondieron ambos.
-E s un pla…-empezó Kazuma con un tono bastante diplomático pero se interrumpió apenas una fracción de segundo- …uhm…bienvenidos.
-Gracias-susurraron ambos, en el mismo momento que el vampiro y los dos lobos fulminaban a Kiyo con la vista. Oh, si tan solo las miradas mataran…seguramente el pelirrojo habría caído al suelo fulminado en ese momento.

-¿Entonces Kazu…puedo?-interrumpió Marine.
-Se te pegara la peste-retó el castaño en voz alta y con tono altanero.
-No más de la que ya hay aquí-Jacob siempre tan oportuno, mirando a Kazuma a los ojos, misma que el chico sostuvo.
-Shirase, ¿No tenias algo que hacer?-preguntó Kazuma sin interrumpir el contacto.
-¿Cómo pude haberlo olvidado?-se reprimió Shirase-. Joven Naragashi, ¿Podría acompañarme?
-Pero…-el aludido lanzo un mirada su maestro, que no fue devuelta-. De acuerdo.

-Con su permiso, Joven maestro-se disculpo Shirase antes de que la puerta se cerrara tras ellos.
-¿Entonces que es lo que quieres discutir sanguijuela?-interrumpió Anika cuando se aseguraron de que los dos sirvientes se encontraban a una distancia prudente.
-Los secretos de Blutige Rose no saldrán de esta habitación-contesto Marine desde la chimenea, mientras sacaba de uno de sus bolsillos, un reloj de bolsillo, cuyas partes estaban hechas de oro.

-Los secretos de Blutige Rose no saldrán de esta habitación-contesto Marine desde la chimenea, mientras sacaba un reloj de bolsillo de su chamarra-. ¿Juran derramar su propia sangre antes que la de sus compañeros de la Blutige Rose?-interrogó siguiendo a cada uno con la mirada-. Acepto- anunció.
-Acepto-indicó Jacob.
-Acepto también- susurró Anika.
-Lo juro-terminó Kazuma.
-Que así sea, yo invoco los poderes de Uhr Blut und Seelen-recitó como una orden, y todos esperaron unos minutos-. Ya es seguro.
-¿Para qué nos trajiste aquí?-susurró Jacob.
-Ustedes deben de saber actualmente, que el Gran Maestro…
-No pretendan culparnos de lo que le paso a su pastor-interrumpió Anika.
-Yo no quise decir eso- se defendió la vampiro.
-Claro que si- y Anika seguía contraatacando.
-No lo estamos haciendo-interrumpió Kazuma desde su sofá- esa no fue la intención, sabemos que ninguno de los miembros de la Rosa heriría a un compañero. Lo único que queremos son respuestas, ¿Ustedes no escucharon algún rumor entre los demás licántropos?

- Nada que les pueda ser de ayuda, lo lamento-la chica lobo también se dejo caer en un sofá.
-Ni Reinsten, ni algún otro ¿dices?-Marine se dejo caer de nuevo en el reposabrazos del sofá del vampiro.
-No me sorprende- murmuró Jacob.
-Ni a mi-secundó Kazuma.
-¿Cómo?-preguntaron las chicas al mismo tiempo.
-No cualquiera puede enfrentarse a alguien con el…nivel de un Gran Maestro…excepto otro con el titulo- explicó el vampiro.
-Sin embargo, ningún Maestro se atrevería a hacerlo, en primera podría morir por culpa de la raza rival, y en caso de que sobreviviera aun esta la Blutige Rose, no permitiría que un traidor asi siguiera con vida-terminó el lobo.


El incomodo silencio reino durante unos segundos, aquello era tan cierto que no cualquiera se atrevería a realizar aquello, los sospechosos eran muchos como pocos. Ya no existía ninguna razón por la que discutir, o eso parecía. Jacob recorrió el estudio de extremo a extremo con una singular calma, pasó con delicadeza sus dedos sobre los lomos de los libros que existían en una repisa. Kazuma solo pudo pensar que tendría que desinfectarlos la siguiente semana, entonces el albino se detuvo, sus ojos reflejaron sorpresa.

—Kazuma —siseó— estos libros, ¿qué antigüedad tienen?
—¿Para qué?
—Solo contesta.
—Si he de ser sincero, desconozco la fecha, muchos pertenecieron en algún momento a mi maestro.

—Ya veo.

Empezó a tomar libros al azar, algunos polvorientos y otros viejos pero conservados, Marine regaño al castaño por no hacer la limpieza como es debida. El licántropo pasaba hojas sin detenerse hasta que una exclamación triunfal emergió de sus labios, se acerco al centro de la habitación realizando señas para que se acercaran. Así lo hicieron y leyeron los párrafos que el joven señalo.

—¿El rey de las sombras, dios de las pesadillas? —la pelirrosa lo miró.
—Finalmente te volviste loco.
—Tiene sentido, de no ser porque es imposible —Von D regresó a su asiento.
—El sello es viejo, pudo pasar algo y romperse, al fin y al cabo él dijo que tomaría venganza de su raza.
—¿Sugieres que Alucard, el vampiro más poderoso del que se tiene conocimiento después de Lilith, mato a Damián Hamsenberg? —Kazuma recargo su barbilla sobre el dorso de su mano— Alucard Vladler es incapaz de matar a otro vampiro, de haber despertado posee un sello tatuado en su corazón, si se atreviera a hacerlo sufriría un terrible dolor y poco a poco su cuerpo se pudriría hasta quedar hecho nada.

Anika gruñó, sin duda los vampiros tenían un toque espantoso para reprimir y castigar a otros. Jacob por su parte se mantenía al margen de su teoría, había escuchado algo sobre aquel sello pero no sabía si es que Alucard fuera capaz de deshacerse de aquel sello o no con el paso de los siglos, después de todo se decía que era tan poderoso como la misma primera vampiresa: Lilith.

—¿Hay forma de deshacerse de ese sello?

—Dos —habló Marine— la primera es usando las diferentes llaves que crearon el tatuaje y “abrir” el sello en la iglesia principal del Vaticano. La segunda es matar a cinco vampiros y cinco licántropos al igual que 3 y 3 convertidos de cada raza, no obstante estos últimos 6 deben tener un alma pura, sin mencionar que debe matarlos solo en dos momentos y alimentarse de sus almas en ese mismo periodo: luna nueva o un eclipse.
—En pocas palabras, la segunda resulta relativamente imposible por el proceso de putrefacción y le sería demasiado difícil conseguir esas seis almas puras. En cuanto a la primera, cada líder de las casas posee una llave así que nos enteraríamos.

—Llaves que no existen… —Jacob devolvió el libro a su lugar— ¿cómo encontrar algo como eso?
—Debe encontrarse lo que abre esa llave.
—¿El sello del Vaticano? —Anika miró a Marine, esta asintió— pero entonces debería buscar después las llaves, que no existen, lo que nos lleva al principio.
—¡Mal, mal! ¡Lo estamos tomando demasiado literal! Los vampiros antiguos no son tan directos.
—¿Qué piensas Kazuma?
—Lo que pienso, Marine, es que esas llaves no son objetos sino seres.

—¿Cómo?
—La sangre es la vida en sí, lo que Alucard desea, en caso de que nuestra hipótesis este en lo correcto, es la sangre de las casas que lo encerraron no una llave en si.
—Sangre de inmortales, ¿verdad?
—Exacto, Jacob.
—¡Claro! ¡Ahora todo tiene sentido! —la albina se animó.
—Las llaves se encuentran oculta de la vista de todos pero bajo sus narices —tradujo el Lycan.
—El problema ahora es saber quién exactamente es la llave de cada casa.

—El problema ahora es saber quién exactamente es la llave de cada casa.
—Y advertirle —añadió la mujer lobo.
—Discutiré esto con los líderes de la Rose.
—Te lo encargo Marine, pero se discreta, no queremos que la información llegue a otras manos.
—Vamos Kazu, puedes confiar en mí, cualquiera pensaría que no me conoces.
—Nunca llegamos a conocernos entre nosotros realmente Marine –susurró el aludido.
—Eso es todo lo que tenemos que discutir, ¿no es cierto par de sanguijuelas?
—Anika tranquilízate- advirtió el lobo.
—No te preocupes por ella, Jacob, la reunión ya término—gruñó Kazuma con toda la diplomacia que pudo— ¿Marine harías el honor?
— ¿Nos harías el honor sanguijuela? —imitó Anika con todo el odio que pudo en su voz.
—Encantada-susurró la aludida fulminando a la chica lobo —. La sangre volverá a su lugar mientras la luna de carmín se tiñe, tiempo vuelve a fluir como el viento que ondea en los bosques —recitó junto a una melodía antes de guardar el reloj de nuevo en su bolsillo—. Hecho esta.
Los pasos de Kiyoshi no tardaron en hacerse oír por el pasillo, y todos volvieron a sus lugares después de intercambiar una mirada.
— Entonces, ¿Cuántos son este año sanguijuela? ¿Doscientos? ¿Trescientos? –preguntó la chica lobo con todo el veneno que pudo.

—No te atrevas a…— Marine fue interrumpida por un gesto de la mano del chico.
—En realidad, mi querida Anika, son alrededor de mil cien.
—Ustedes los vampiros son criaturas repugnantes —espetó la chica, soltando un pequeño rugido.
—Anika…-Jacob se vio interrumpido por Kiyoshi que entró de improviso.
—Lamento mucho el retraso, Shirase quería que…yo…le ayudara en la cocina.
—No hay problema, Kiyoshi, solo charlábamos un poco.

Kiyoshi se detuvo a ver la escena desde la puerta, Jacob se paseaba por entre los estantes de libros, Anika fulminaba con la mirada a Kazuma y Marine que no la pasaban por alto, el chico había vuelto a su periódico, y la chica sentada sobre el reposabrazos del sofá, jugaba con el pelo del vampiro.


— ¿Pasa algo Kiyo-chan?-susurró Marine observando al pelirrojo paralizado en la puerta.
— Pues es solo que…— “Parecen un verdadero matrimonio” pensó con recelo, pero luego lo pensó mejor—… es increíble que aun no se hayan matado unos a otros


Nadie dijo nada más, y todos volvieron a sus asuntos, pronto Anika y Jacob manifestaron deseos, el chico más amable que su hermana, de alejarse un poco de Kazuma y Marine, por lo que Kiyoshi se los llevo a pasear por los jardines. No se podría decir que fue un paseo desagradable, fue interesante, incluso divertida, no tenían mucha oportunidad de reunirse, apenas unas pocas veces cada tantos años, y tomando en cuenta que era una amistad desde que Kiyo había sido humano ninguno tenía muchas ganas de echarla a perder. Cuando volvieron se encontraron con el mismo cuadro, solo que esta vez, Kazuma y Marine se habían cambiado a un sofá de dos plazas y el vampiro leía en voz alta.

— Kiyo-chan, Jacob, Anika, que bueno que volvieron — les sonrió Marine—. Adelante, siéntense, Kazu es un muy buen lector y creo que no le molestara tener más público-animó.
—Al contrario, querida, una lectura se disfruta más cuando se lee a solas— susurró el aludido.
— ¿Eso significa que no me leerás más?
—No creo.
—Bueno — suspiro la vampiro—. Platiquemos un poco chicos, Kazu no parece muy interesado en convivir con muchos—bufó.
—No hay muchas cosas que tengamos en común con una sanguijuela como tu—espetó Anika.
—Pero que grosera—susurró Marine—. Entonces tu Kiyo-chan, Kazu te convirtió si no me equivoco, ¿Sabías que fuiste su primogénito? ¿Cómo lo convenciste? —el libro de Kazuma se cerró de golpe.
—Es demasiado tarde para temas tan pesados. Kiyoshi dales a nuestros invitados una habitación lo bastante alejada de las de nosotros, para comodidad de todos. Me retiro, les deseó una buena noche— y la puerta se cerró a sus espaldas.
—Pero que sensible-murmuró Marine.

— Marine-san no es un tema que nos guste tocar por aquí— aclaró Kiyoshi—. Digamos que lo obligue y aún me odia por eso, y bueno…igual hubiera encontrado la forma de convertirme.
—Idiota—susurró Marine.
— ¿Qué? ¿Por qué?
—- Es solo que…bueno si Kazu o yo hubiéramos podido elegir entre vivir así y no vivir, creo que hubiéramos preferido la muerte.
—No mientas hubieras aceptado-gruñó Anika.
—No lo haría…
—Marine-san…
—Señorita Marine—interrumpió Jacob—. ¿Puedo preguntar el por qué?
—Ustedes no lo entenderían, para un Lycan es mucho más fácil, su transformación es como, un botón de encendido y apagado, incluso pueden elegir entre ser carnívoros o no. Para un vampiro, bueno a menos que tengas la “alimentación recomendada” siempre tienes sed y nunca sabes como puedes reaccionar ante la mas leve gota u olor de sangre. En fin…—se interrumpió-. Es demasiado tarde para temas tan melancólicos. Con su permiso—susurró y con gráciles pero cansados pasos salió de la habitación.

jueves, 29 de octubre de 2009

In the Shades. Eclipse 01

In The Shades.

Eclipse 01.


Lluvia, como afiladas agujas impactaban contra su piel pero a él no le importaba, solo miraba algo en el suelo, charcos llenos de agua, lodo y un precioso liquido escarlata, apretó los puños. Estaba decidido.


La luz del sol colándose por la cortina lo despertó, agradeció que solo fuera un sueño… o mas bien, un fantasma del pasado. Se levanto frotando sus castañizos cabellos, odiaba tener ese mal sueño. En cuanto se puso de pie las cortinas que ocultaban el gran ventanal se abrieron de par en par, no pudo evitar hacer una pequeña mueca; miro molesto al pelirrojo que sonrió inocente, como un niño pequeño.

-Hora de levantarse, Kazu.

-¿Tienes la mínima idea de la hora?

-Las siete de la mañana, ¿por qué?

-¿Tu que crees? -reitero el castaño. Un suspiro escapo de los labios del segundo joven-, ¿ahora que?

-Hay que trabajar, y no salgas con que el sol te quema -alego mostrando una cámara- esos son mitos viejos.

El castaño, indignado, se dirigió al armario más cercano donde abstrajo algunas cuantas prendas. Las coloco sobre la cama y ordeno al pelirrojo salir, añadiendo que se verían en la entrada; el chico de mirada esmeralda, algo quejosa, hizo caso.


Pasaron veinte minutos, algo más o algo menos, cuando Kazuma se decidió a pasar por la entrada de la lujosa mansión. Miro cuidadosamente toda la estancia antes de poner un pie en la recepción, de pronto una voz a sus espaldas lo hizo estremecerse.

-Kazuma-sama, ¿qué hace? -preguntó una voz cansada, por el paso del tiempo sin duda. El castaño pudo respirar de nuevo. Extrañado, inquirió-: ¿le sucede algo?

-En absoluto, ¿dónde está Kiyoshi?

-Kiyoshi-kun se ha adelantado… -contesto el hombre mayor-. “Me adelantare”, es el recado que le manda.

-Ya veo, gracias Shirase.

-¡Que tenga suerte, Kazuma-sama!

Se extraño bastante por las palabras del mayordomo. Al salir una refrescante brisa acario su rostro, hacia un poco de frío, en especial por las sombras de los árboles que rodeaban aquella mansión. Se encamino por un imperceptible sendero, obra de la hierba que lo cubría casi en su totalidad, avanzo durante un considerable tiempo hasta llegar al cristalino lago tan reluciente como el diamante, un pez chapoteo un poco, podía distinguir con sorprende exactitud a los diferentes habitantes que recorrían el fondo; una interesante gama de peces. Un sonido lo hizo ponerse alerta, giro velozmente la mirada alistándose para cualquier cosa pero no alcanzo a distinguir más que una sombra antes de sentir el suelo y las hojas de un arbusto, sin mencionar el peso sobre él.

-Retrasado, de nuevo Kazu, es increíble… -aquella voz era inconfundible- terminaras rompiendo algún record por impuntualidad.

-¡Bájate Kiyo!

-Bien, -refunfuño levantándose-, por cierto, te he tomado una fotografía en “estado vulnerable”, me sorprende que hasta tu tengas ese lado. ¡Nunca lo muestras!

-Entrégamela.

-No, es mi cámara de la que hablamos, no la tuya.

-Dámela, es una orden -sonrió triunfante.

En el acto el joven obedeció, su expresión era de molestia, se le hacia injusto que cada vez que el castaño añadía las palabras “es una orden” su cuerpo lo traicionaba y se movía solo… o mas bien era que no podría desobedecer una orden de “Kazuma-sama”.

-Así esta mejor.

-Oh, mira, un pájaro con plumaje azul -de pronto soltó extrayendo otra cámara fotográfica. Kazuma no pudo evitar mirarlo de modo atónito, ¿o tal vez quejoso?

-¿Cómo

¿Es que llevas tantas cosas encima?, ni siquiera se nota, -miro al ave despegar- ¿lo has fotografiado?

-No, esta cámara no tenía demasiado alcance.

-Que poco profesional, y pensar que tus fotografías se venden en miles o millones.

-Yo no critico tu trabajo.

-¿Y…?

-Kazuma-sama, creo que alguien se acerca… su aura se me hace desconocida.

-¿En serio? -inquirió con sarcasmo.

-Kazuma-sama, quédese atrás por favor.

Un hombre apareció entre los árboles, era alto y de contextura un tanto robusta, sus cabellos eran cortos y tan oscuros como sus ojos y el pulcro traje azabache que usaba. Hizo una rápida reverencia en señal de tregua, sin embargo el pelirrojo no se atrevió a despegarse siquiera un milímetro de su “amo”.

-Vengo en paz -anuncio el recién llegado.

-Claro, -gruño el ojiverde, igual que un perro guardián lo haría.

-Kiyoshi, -llamo el castaño-, déjanos solos.

-Pero Kazuma-sama…

-Es una orden -reitero.

-Como diga Kazuma-sama -mascullo- disculpe mi insolencia, con su permiso -pidió, cuando paso junto al extranjero lo miro de modo retador- mis más sinceras disculpas, honorable invitado -añadió antes de continuar.

Ambos vieron como Kiyoshi se alejaba, y una vez estuvo a una distancia prudente el castaño se recargo en un árbol observando la estupida y presumida sonrisa del forastero adornar su rostro. No le gustaba para nada la mirada que tenia. Un delicado silbido escapo de los labios de Kazuma, captando con éxito la atención del hombre moreno.
-Que sirviente tan interesante, un poco rebelde pero al fin y al cabo obediente con su amo.

-¿Qué quieres? -fue al grano, cansado de las vistas no deseadas.

-Kazuma-sama, líder de la casa Von D. debe regresar a Londres de inmediato.

-No me hagas reír, no pondré ni un cabello en esa sucia ciudad.

-Debe hacerlo, no se permitirá que falte esta vez. Es demasiado importante.

-No es no.

-Al menos que quiera que algo le pase a los respetables miembros que habitan su casa.

-Vaya, no me he equivocado -rió el joven Von D- los vampiros de Londres siguen siendo tan rastreros como siempre.

-Momentos desesperados requieren medidas desesperadas, mi estimado Kazuma-sama.


El joven Von D tardaba demasiado en llegar, eso preocupaba exageradamente al chico pelirrojo que no dejaba de dar vueltas en la recepción; no aguanto más, corrió hasta la puerta y al abrirla se topo con el joven castaño quien tranquilamente entro a su residencia como si nada hubiera pasado. Subió las escaleras hasta ser detenido por una voz.

-¡Kazu! ¿Qué ha sucedido? -exigió saber.

-Nada que te concierna-susurró el castaño, intentando seguir su camino, que se vio bloqueado por el pelirrojo.

-¿Qué sucedió?

-Haz tus maletas, nos vamos a Londres, ¡Ahora!, y créeme Kiyo, que no es una pregunta.

-Ni siquiera te gusta asistir a esas reuniones, ¡¿Qué paso?!

-Dije que empaques tus cosas porque vamos a Londres -le espetó frívolamente, cosa que sorprendió al pelirrojo que sin embargo no retrocedió-. Y es una orden-susurró las últimas palabras con una malicia increíble para un chico que pasaría apenas por los 19 años.

-Si… Kazuma-sama -tartamudeó intentando rechazar la orden, pero de nuevo su cuerpo lo traiciono.

El castaño se adentro en su habitación, miraba el jardín, tan extenso… con las aves recorriendo el cielo azul tan libremente. Desafortunadamente él poseía al igual que se le arrebataba esa codiciada joya que le permitía hacer lo que quisiera. ¡Pero no más! posiblemente pronto lograría obtenerla para siempre y no la dejaría ir tan fácilmente.

-¿Puedo pasar?-preguntó la voz de alguien mayor desde fuera.

-SI, adelante, Shirase.

-Joven amo, ya tengo todo planeado para su viaje a los Londres-informó el mayordomo entrando en la iluminada habitación.

-Excelente, ¿Cómo están organizados para llegar a la mansión?

La mitad de los sirvientes, se va esta noche, para llegar al amanecer, de los que quedan la mitad se va al amanecer. Lo que nos deja con 20 sirvientes, de esos 20, cinco parten con usted mañana al anochecer, por supuesto, que entre los que parten con usted me encuentro yo.

-¿Qué haría yo sin ti Shirase?

-Hay algunas cosas que es mejor no averiguar, amo.

-Valla, aun me llamas amo. El mundo ha cambiado mucho en 150 años.

-Ha cambiado más en los últimos 350 que llevo con usted.

-Bueno si nos referimos a eso, los últimos 450 han sido particularmente interesantes, digo, tú sabes la Revolución Francesa y todo eso.

-Pronto será de nuevo su cumpleaños, joven amo.

-¿De nuevo?, oh, no, por favor no. Parece que fue ayer cuando cumplí otro año, me empiezo a sentir un poco mayor.

-El tiempo pasa de forma curiosa, amo.

-Lo hace, y mucho. Puedes retirarte Shirase, ya te he quitado bastante de tu tiempo.

-No es que exactamente el tiempo me falte, sin embargo, comprendo que usted desee estar solo.

-Gracias de nuevo-respondió con una leve sonrisa, leve, si, pero sincera.


-¿Y yo qué culpa tengo de que el este de mal humor?-gruñó Kiyoshi, lanzando ropa desordenada y al azar a su maleta, que estaba varios metros a su espalda-. “Es una orden”-imito en tono infantil- ¿¡Y a mí que me importa?!-gruñó de nuevo- Puedes tomar tu orden y hacer con ella lo que se te de tu maldita gana-exclamó emprendiendo una pelea con un pantalón que se había atorado en la puerta.

-Joven Kiyoshi-intervino Shirase entrando a la habitación-. Puedo volver más tarde, si así lo desea-y por alguna razón Kiyoshi lanzo una mirada hacia el espejo junto a la puerta. Se vio a si mismo parada en medio de un montón de ropa, misma que seguía un pequeño camino hasta un sofá donde se encontraba la maleta abierta, con la misma cantidad de ropa alrededor, y dentro solamente un calcetín y una correa de cámara. Así que solo salto un pequeño “oh”.

-Lo siento, ¿puede?… ¿por favor?, solo serán 10 segundos-pidió avergonzado, aunque no era tanto un orden, era lo que el mismo llamaba una “sugerencia amistosa”. Cuando el hombre mayor entró de nuevo en el cuarto, todo estaba en orden y el chico en cuestión, se hallaba cerrando la maleta.

-Mucho mejor, joven Kiyoshi-elogio el mayordomo.

-Lamento el desorden.

-No se preocupe, la habitación del joven amo Von D, siempre termina peor que esta cuando nos mudamos.

-No nos estamos mudando.

-No, pero para el amo cada día es como una mudanza.

-¿En serio?, solo ha habido dos mudanzas desde que vivo con ustedes, y aun era extremadamente joven.

-Una justo después de que se nos uniera, y otra apenas unos meses después.

-¿Shirase?

-Sí, ¿diga?

-Se que no debería preguntar pero lo estoy pensando desde hace un tiempo, ¿Cuántos años tiene Kazuma-sama?

-No lo sé.

-¿Disculpe?-preguntó con incredulidad.

-Cuando yo fui convertido en vampiro, el joven amo ya era uno, y al parecer debía de llevar algún tiempo así, sus poderes ya estaban casi al máximo.

-Entonces, ¿Kazuma-sama es el más fuerte en este momento?

-No es el más fuerte, pero si uno de los más fuertes, no cualquiera se compara con el, incluso posee algunas cualidades de las que carece el Gran Maestro, aunque claro está, que no es realmente poderoso junto al Gran Maestro.

-Entonces, ¿hace cuanto que conoces a Kazuma-sama?

-Más o menos unos 400 años, cuando me estaba transformando, acabo con el que me convirtió, y cuando me vio guardo su arma y me dijo “No eres un vampiro aun, no te puedo matar, pero ten por seguro que cuando lo seas volveré por ti” y se marcho.

-El Kazuma-sama que conozco no es así.

-Bueno, el joven amo ha cambiado bastante en los últimos 200 años. Cuando yo lo conocí no reclutaba vampiros como sirvientes, así como ahora, en ese entonces se dedicaba a exterminarnos.

-Sigo sin entender algo.

-Me pregunto, ¿Qué será?

-¿Por qué si Kazuma-sama es un vampiro exterminaba a otros como él?

-Eso es porque el amo, protege a los humanos porque…-se interrumpió.

-¿Por qué?

-Lo siento mucho joven Kiyoshi, he dicho más de lo que debería, la orden del joven amo se ha hecho presente, me gustaría decirle más, pero deberá preguntarle al amo. Partimos mañana al anochecer, me retiro.

-Gracias, buenas noches.


-Kazuma-llamo Kiyoshi desde el sofá-. Tengo una pregunta-sonrió como un niño pequeño.

-Oh no, oh no, ¿Otra más? En serio, ¿Qué nunca dejas de pensar?, deberías dejar la fotografía, algo que te haga usar más la cabeza.

-Solo una pregunta más…-pidió con cara de ruego-…por hoy.

-¿¡Por hoy?! ¿Tu planeas matarme o qué?, claro está, figurativamente hablando. ¿Tienes la mas mínima o remota idea de todo lo que he estado haciendo el día de hoy?, preparando todo para mañana que lleguemos. No podemos llegar de día, porque no quiero tener partes rojas en la piel. Y ahora tu vienes con tus preguntas, en serio, un consejo como amigo, como tu hermano, ¡Deja la fotografía!

-Lo siento.

-Bueno, da igual, fuera o no tu intención ya me tienes bien despierto, dime…-se interrumpió con un largo bostezo-… ¿Qué era?

-No, nada realmente importante, solo una pregunta…

-Sí, eso ya me lo dejaste bien claro.

-Pero ya te dije, nada importante, mejor descansa.

-Te ordeno que me lo digas.

-Yo…quería…-tartamudeó intentando resistirse-sa…sabe…saber….

-Acaba de una buena vez-urgió Kazuma.

-¿Cuántos años tienes?-terminó el pelirrojo algo cohibido.

-Bueno, en realidad, no lo sé-contestó encogiéndose de hombros.

-¿Cómo?, eso es imposible.

-Bueno, no realmente, cuando yo nací no se registraban las fechas como ahora, me refiero a que no había realmente un año, me refiero a que, nacías el 24 de octubre, por ejemplo, pero solo eso, no había un año, especifico. Técnicamente según lo que he investigado tú eres un año mayor que yo.

-¿Qué mas dicen tus investigaciones?

-Bueno, según mi físico, tipo de sangre, y algunas de las cosas que me dijo la persona que me convirtió, debí tener casi 19 años cuando pasó todo.

-¿Qué recuerdas de tu vida pasada?

-Todo es vago, digo recuerdo rostros, mi padre, mi madrastra, mi medio hermano, pero todo es como si intentara ver a través de un cristal empañado bajo el agua.

-¿Por qué pasa eso?

-Hey, hey, ¿Qué no prometiste solo una pregunta más por hoy?, como sea, no pretendo ser un experto en esto, porque simplemente no lo soy. Comparado con los más antiguos de nosotros, yo soy solo un niño. Hace un tiempo hice unas investigaciones con otros dos vampiros, y creo que logramos descubrir algo importante, es porque al convertirte, lo que nosotros llamamos “renacer”, tu corazón y tus demás órganos se detienen…

-Pero el corazón de todos aquí, sigue latiendo, el de Shirase, el tuyo y el mío, todos los de nosotros siguen latiendo.

-Déjame terminar por favor, jamás podré terminar si sigues interrumpiendo así.

-Lo siento, continua.

-¿En que estaba?, ah sí, tu corazón, cerebro, pulmones, todos tus órganos se detienen momentáneamente, esto es el efecto del veneno del vampiro extendiéndose por el cuerpo, aunque no entiendo muy bien esta parte del proceso, en resumen es como si tu cerebro fuera una planta eléctrica que sufre un repentino apagón, todo tu cerebro muere, es por el veneno filtrándose y cuando el proceso de filtrado termina, es decir, después de un momento todo vuelve a la normalidad, pero por la falta de oxigeno, tiene repercusiones graves, algunos puntos de tu cerebro quedan permanentemente muertos, por ejemplo, tu capacidad de envejecer, lo que nosotros llamamos “Detener el tiempo de alguien”.

-Interesante, pero sigues sin explicar lo de los recuerdos.

-Valla y yo que estaba pensando que lo habías entendido y estaba creando una tangente. Bueno lo de los recuerdos es más fácil, después del apagón, como ya te dije algunas “oficinas” quedan oficialmente despedidas, y para compensar eso, otras oficinas, trabajan el doble, eso explica, la velocidad, fuerza, resistencia, percepción, y todas las geniales habilidades

-Claro está, como te dije, son solo suposiciones, no puedo probar esta teoría, necesitaría un sujeto de prueba, y obviamente, no pienso crear a otro vampiro solo para comprobarla. Si en Londres tienes oportunidad de hablar con Armand o con Genevive, te ilustraran mas, ellos llevan mucho más tiempo investigando esto. Solo estuve con ellos unos 50 años, y ellos ya tenían muchas investigaciones hechas en ese entonces.

-Armand y Genevive, ¿cierto?-apuntó mentalmente mientras el castaño asentía, para desaparecer y aparecer de nuevo con varios utensilios de escritura-. ¿Qué hacen ellos?

-¿Te refieres a en este momento?

-Por supuesto.

-Están a punto de celebrar su boda número 20, una pareja realmente adorable, salpican miel, aunque el verlos a ellos, me hace preguntarme, ¿si algún día, uno claramente remoto, encontrare alguien con quien quiera casarme 20 veces seguidas, y siga enamorado?

-¿Y que esa persona te siga soportando?, imposible.

-Es cierto, soy demasiado perfecto para una sola persona.

-Estás enamorado del amor, y eso sinceramente es un poco aburrido después de un tiempo.

-Bueno, ¿Qué se supone que haga si las chicas vienen a mí?-preguntó con burla garabateando a toda velocidad sobre el pergamino.

-Evadirlas, ¿Qué es eso?-preguntó señalando el papel.

-Un par de cartas, que es urgente entregar.

-¿Mandaras a alguien?

-Esta vez, voy en persona a entregarlas personalmente, concierne solo a los participantes, y es muy importante-terminó sellando los sobres.

-Una letra de canción.

-No la llevaría en persona si así fuera.

-¿Para qué?, el clima es perfecto.

-Aquí si, a donde voy hace un poco de frió, vuelvo antes del amanecer, no quiero tener la piel roja-rió metiendo las cartas en una de las bolsas, y saltando sobre el barandal-. Buenas noches Kiyoshi-se despidió-No me esperes despierto-susurró lo bastante alto para que el chico lo escuchara, justo antes de saltar, del barandal con una gracia y agilidad felinas.

-¿Quién planeaba esperarte despierto?- preguntó con sarcasmo, escuchando una carcajada lo bastante alta para que la escuchara solo el.

Volvió ha hacer una mueca, se sentó en el sofá mas cercano y tomo un libro que había en la mecha de noche que se encontraba a su lado. Maldijo al castaño en su mente antes de iniciar su lectura.

Los dorados rayos bañaban los jardines de la mansión. “Justo a tiempo”, una sonrisa se dibujo en su rostro; finalmente tomaría un descanso, las oscuras manchas alrededor de sus ojos eran señal de la fatigada jornada que tuvo. Volvió a subir por el mismo balcón, pensaba tirarse en el mueble más grande pero alguien lo hizo antes que él.


El pelirrojo dormía con tanta calma, igual que un niño en los brazos de sus padres. Eso le causo enfado, él matándose por ir a entregar esas cartas y su “sirviente” descansando como si nada.

-Kiyo despierta-hablo sin fuerzas- Kiyo... ¿me estas escuchando? –el volumen de su voz aumento – Kiyo despierta ahora mismo, no tengo ganas de estar aguantándote ahora.

Por más que lo llamaba no respondía, sus palabras eran llevadas por la nada. Lo movió un poco pero solo obtuvo un quejido; de preguntarle al joven Von D la interpretación él hubiera respondido que fue un “no molestes”.

-Los japoneses si que son exasperantes-gruño Kazuma, se agacho y acerco lentamente al oído del pelirrojo-, ¡Naragashi Kiyoshi, despierta de una vez…!-al no notar señal alguna en el pelirrojo tras aquel potente grito, que incluso hizo vibrar los cristales con asombrosa rapidez, decidió usar su carta maestra- ¡Es una orden! –en menos de un segundo Kiyoshi se irguió; estaba medio dormido aun, para colmo de Kazuma, así que no comprendía muy bien que sucedía.

-¿Kazu? ¿Qué ocurre?-bostezo.

-Sal de mi mueble, yo dormiré allí-contesto irritado.

-¿No sería mejor tu ca…?

-Ahora-gruño el castaño.

-Como gustes.

En cuanto Kiyoshi estuvo fuera del sofá Kazuma se recostó, informo al ojiverde que anunciara a los demás que no lo molestaran al menos que fuera extremadamente importante. El pelirrojo recordó algo al llegar hasta la puerta, se giro deprisa con la intención de decirle algo al castaño pero este ya se encontraba profundamente dormido.

-Vaya, Kazu eres increíble-suspiro rendido- te lo diré mas tarde-giro la manija y cerro con cuidado, no lo quería ver malhumorado por despertarlo.


El viejo reloj de la estancia marcaba las dos de la tarde cuando un estrépito sacudió a la mansión desde sus cimientos. El rostro del líder de la casa Von D reflejaba su necesidad de escuchar la excusa que saldría en esta ocasión.

-Repíteme eso, otra vez-indico al pelirrojo.

-Eso –dijo de modo inocente- la junta se ha adelantado para esta misma noche.

-¿Por qué no me lo dijiste cuando llegue?-pidió intentando calmarse.

-Me hubieras matado –soltó sin mas Kiyoshi- ¿una razón mejor que esa?, sin mencionar que teníamos tiempo de sobra –el castaño guardo silencio un momento.

-En primer lugar… tienes razón, lo hubiera hecho-admitió de mala gana-. En segundo, lugar debiste decírmelo de todas formas y tercero, el más importante: ¿realmente sabes en que parte del mundo vivimos? No tenemos tiempo de sobra, grandísimo idiota.

-Si, lo teníamos, pero eso es porque no podíamos despertarte, nos era imposible hacerlo-protesto el pelirrojo.

-No es el punto –pauso un momento-, deja tus maletas con los sirvientes.

-¿Para que?-inquirió extrañado.

-¡Nos vamos ahora mismo! ¡Así que prepárate para correr hasta el aeropuerto!

-Pero es muy lejos –alego Kiyoshi provocando una sonrisa maliciosa en los labios de su amo.

-Tu te callas y corres –dijo- es una orden.

¡No otra vez esas malditas ordenes!, era imposible ganarle a Kazuma cuando se ponía en ese plan. Así se vio en unos pocos segundo surcando tan veloz como una bala el bosque que rodeaba a la mansión.

-¡Tramposo! ¿Qué no puedes pensar en algo mejor que sacar el “es una orden”?

-Deja de quejarte, ¡me importa poco lo que pienses!-sonrió- además, después de todo, yo soy el “maestro”.

-Bastardo idiota-gruño el pelirrojo.

-¿Algún problema con eso?

-Demasiados.

-Mira, ya hemos llegado-informó para callarlo.

Volvieron a correr, esta vez eludiendo a un mar de personas, maletas, objetos regados por todo el piso y demás obstáculos. Se dirigieron hacia una sección privada del aeropuerto donde el joven Von D mostró una tarjeta para confirmar su identidad ante el guardia de seguridad. Buscaron un piloto y en menos de diez minutos ya estaban abordando un jet privado.

-Si salimos ahora mismo llegaremos a tiempo-menciono Kazuma dejándose caer en un asiento- por cierto Kiyo, ¿que haces hasta allá?-interrogo al verlo en los asientos traseros.

-¡Es mi problema!

-Como quieras, solo asegúrate de despertarme cuando lleguemos.

-¡¿Dormirás aun mas?!

-¿Objeciones?

-... No...

-Así me gusta.

-Te odio-musito Kiyoshi- te despertare lanzándote del avión-advirtió al castaño quien se rió.

-Quiero verte intentándolo, sabes que no puedes-se burlo.

-¡Duérmete de una vez!

Las horas pasaron lentamente, el sueño lo vencía pero aun así no podía permitirse ceder. Antes de siquiera darse cuenta su vista se nublaba pero el sonido del altavoz y la voz del piloto anunciando que aterrizarían pronto fue su salvación.

Se levanto estrepitosamente, incluso tropezó con sus propios pies, se levanto sacudiendo sus ropas hasta que finalmente se quedo de pie al lado del castaño. Comenzó a llamarlo pero, como antes, no le respondía en lo mas mínimo. Lo tomo de los hombros para zarandearlo con fuerza gritándole con potencia hasta que una mano le tapo la boca.

-Haces demasiado ruido Kiyoshi.

-Es su culpa por no despertar rápido Kazuma-sama-se defendió el aludido- ya estamos por aterri...-fue interrumpido por un repentino cambio de posición en el avión; estaban bajando.

Intento mantener el equilibrio en tanto que el joven Von D ya, inclusive, estaba usando su cinturón de seguridad. Se coloco en el asiento más cercano, e imito a su maestro. No paso mucho para volver a traspasar las puertas del aeropuerto. Apenas dieron un paso en la calle el castaño observo el reloj de su muñeca; miro de reojo a su acompañante quien solo esperaba las palabras del joven de ojos marrones.

-Tenemos una hora. Son las 11 en punto.

-¿Ves? Teníamos tiempo…

-No estés tan feliz-mascullo su maestro- aun tenemos que conseguir un traje para mi.

-Pero… no creo que las tiendas estén abiertas a estas horas.

-Exacto. Ahora te ordeno encontrar en menos de media hora una tienda abierta donde encuentres un traje de mi talla.

-… como diga, Kazuma-sama-dijo apretando los dientes.

-Bien, te veré en el hotel, esta es la dirección y una de mis tarjetas. ¡Suerte!-animó antes de tomar un taxi.

-¡Te odio! ¡Maldito aprovechado!-al sentir las miradas de los peatones, se hizo el tonto antes de comenzar su, muy probablemente, inútil búsqueda.


Tras una cuadra comenzó a correr por las calles, preguntando a cuanta persona podía sobre un lugar donde hallar el traumante traje; en esos momentos agradecía las tediosas clases de idiomas que tuvo que soportar durante años y años. En tanto Kazuma descansaba en una cómoda cama cuando una llamada lo hizo levantarse hasta la sala.

-Si-contesto.

-Joven maestro, ¿cómo se encuentra?

-Oh, Shirase… estoy bien, ¿porque la pregunta?

-Corrió todo el camino hasta el aeropuerto más cercano.

-Tienes razón, mi piel no se ha puesto roja.

-No lo decía exactamente por ello.

-¿Qué insinúas?

-Usted… desde hace tiempo que no…-un constante golpeteo lo interrumpió.

-Disculpa Shirase, debo atender la puerta. Hablaremos después-menciono colgando- ¡Ya voy! ¿Por qué no hay nadie en este lugar cuando se le necesita?


En cuanto abrió la puerta una prende voló hasta su rostro cubriéndolo por completo. Se la quito para golpear a la persona que las lanzo pero se detuvo al notar que fue el pelirrojo.

-¡Allí tienes tu traje! ¡Ahora cámbiate y lárgate a tu junta!

-Vaya, lo has logrado-comento incrédulo- nunca pensé que las ordenes fueran tan efectivas.

-¿Qué… qué quieres decir?

-Pensé que nunca conseguirías el traje a tiempo así que le dije a la gente del hotel que lo hiciera.

-En otras palabras… ¿solo lo hiciste para divertirte?

-Prefiero llamarlo “ver la fidelidad de mi sirviente.”

-Tu… tu…-susurro cerrando el puño

-¿Yo que?

-¡Te mato!-estuvo a punto de darle un golpe pero el castaño lo esquivo-. ¡No te dolerá mucho! ¡Así que estate quieto!

-¡Ni hablar! Me rehusó-exclamo en un tono infantil- deja de intentar hacer lo que sea que estas pensando, es una orden.

-¡Te odio!

-Lo se, ¿no es genial?

-Me voy-anuncio traspasando el umbral de la entrada- así que apresúrate o no llegaras a tiempo a esa junta.

-Tu vienes conmigo, es una…-esta vez el pelirrojo alcanzo a cubrirle la boca.

-He dicho que me voy-le espeto seriamente, antes de salir corriendo, se notaba su molestia.

-Se enfada con tanta facilidad-suspiro Kazuma- después ira a la junta porque estará preocupado de que este solo con un centenar de vampiros que me odian -rió.


Una lujosa limosina oscura se detuvo frente a una gran mansión a las afueras de Londres. Un joven abrió la ultima puerta, cuando vio quien salía no pudo articular ninguna palabra, el invitado solo sonrió y prosiguió su camino hasta la puerta principal donde el mayordomo de ese lugar quedo igual que el joven anterior.

-Si me disculpa, estoy retrasado; ¿podría abrir la puerta y anunciarme?

-Ah… ¡si!-hizo una reverencia- mis más sinceras disculpas.

El hombre empujó la puerta abriéndola de par en par, así captando la atención de todos los presentes. El mayordomo entro primero, aclaro su garganta y después informo que Von D Kazuma había llegado, la sorpresa no se hizo esperar al ver al muchacho de mirada marrón aparecer detrás del hombre quien rápidamente volvió a la entrada. Muchas mujeres de la fiesta se sonrojaron con tan solo verlo a la distancia. Nuevamente el líder de la casa Von D era el tema de la conversación en todos lados. Jamás asistía a las juntas; habrán pasado décadas desde la última vez que lo vieron en persona, y eso seria poco.

-No otra vez-suspiro Kazuma cuando un grupo de chicas se le acercaba- aunque no puedo negarme a mi público.

-Narcisista-se quejo una voz a sus espaldas.

-Pero si es Kiyoshi-se burlo el castaño- ¿no que no vendrías?

-Jamás mencione eso, Kazuma-sama-dijo mordaz.

-¿Y que significas esas ropas que llevas?

-Es lo mejor que pude conseguir, no es un traje pero al menos es algo “adecuado” para la servidumbre Kazuma-sama.

-Al menos tu cara de enfado aleja a las personas-suspiro- me ahorras muchas charlas odiosas-el pelirrojo estuvo por responderle cuando fue interrumpido.

-¡Kazuma!-saludo una voz femenina abrazando al castaño.

-Señorita Marine, cuanto tiempo ha pasado.

Kiyoshi se quedo sin palabras, no sabía que hacer. Al parecer su maestro conocía a aquella mujer, pero por alguna razón no le agradaba el “trato tan informal” que le daba al joven Von D. Ella aparentaba unos veinte años, debía admitirlo, era una mujer hermosa… justo del tipo que le gustaban a Kazuma. De estatura media, ojos y cabellos de color cian, y con aspecto dulce.

-¿Quién es este chico?-pregunto curiosa, sin zafarse de los brazos del joven.

-Ah, ¿quien?

-El chico pelirrojo a tu espalda.

-… ¡Ya recuerdo! Es Naragashi ehm… Yoshi.

-Naragashi Kiyoshi-dijo poniendo énfasis en el Ki.

-Como sea, es mi sirviente.

-Ya veo. Te he extrañado tanto-vuelve a abrazarlo.

-Señorita Marine, no creo que…

-Ya te dije muchas veces que no me hables de “usted”. Somos más unidos que eso.

-¿Que?-exclamo el pelirrojo, atónito.

-Ella es quien me convirtió, no seas mal pensado Kiyo-alego Kazuma provocando un leve sonrojo en su sirviente.

-Es decir… ¿su relación es de maestro-sirviente?-corrigió, aun avergonzado.

-Si, así es.

-Te has convertido en un chico tan apuesto-sonrió la mujer.

-Hablas como mi madre.

-Técnicamente lo soy.

-Es verdad.

-¡Lo olvidaste!-se indigno Marine.

-Claro que… no, es tan nítido como el día en que nací-sonrió nervioso.

-No recuerdas eso-se molesto la mujer.

-Si lo hago-se defendió el aludido.

-Por supuesto que no, ahora siéntate-ordeno- ya veo.

-Bueno, no es algo que no esperáramos.

-¿Por qué la orden no funciono?-intervino Kiyoshi.

-Ha superado mi nivel-respondió Marine- cuando un convertido supera el nivel de su maestro será un vampiro libre. ¿Cuándo ha sido?-pregunto tras una pausa.

-Después de que huyera, enfrente de unos cazadores y me parece que por esa época-una sonrisa nerviosa recorrió sus labios.

-Han pasado más de 500 años-se asombro Marine- aun usabas el nombre de tus padres.

-Bueno, usar el mismo nombre durante mucho tiempo traería sospechas.

-Con que su relación es como la nuestra, Kazuma-sama.

-No exactamente-corrigió el castaño- yo he superado el nivel de mi maestra… además ella es una belleza, por cierto, ¿se ha hecho algo en el pelo señorita Marine?

-Vaya, Kazuma-exclamo riendo- sigues siendo el mismo Don Juan que siempre… aunque dudo que hayas logrado huir de mis ordenes-comento mirándolo a los ojos- dame un abrazo.

Los ojos de Marine cambiaron a una tonalidad más oscura y para sorpresa de Kiyoshi el castaño hizo lo ordenado.

-No sabes cuanto odio tu poder especial.

-¿Poder especial?

-Si, es el lograr manipular a las personas… me recuerda a cierta personita-se quejo.

-Ya puedes soltarme Kazuma.

-¡Al fin!-exclamo aliviado.

-¿Qué con las ordenes?

-Muere-espeto el castaño.

-También te quiero. Pero me alegro que superaras mi nivel.

-¿Por qué?-interrogo Kazuma.

-Ya que ahora puedo ir tras de ti-rió dándole un beso en la mejilla para después abrazar al ojiverde- ¡Chao!-se despidió, alejándose dando pequeños saltos.

-¿Qué… qué fue eso?

-Ella es así, aunque me hubiera encantado que lo hiciera con su verdadera forma…

-¿Disculpa?

-También puede cambiar de forma. Y la original es tan…

-¡Ya entendí! No necesito saber más.

-Bueno, yo solo intentaba explicarte lo hermosa que es realmente.

-Ya lo sé.

-Kiyoshi esta celoso.

-De ninguna manera Kazuma-sama.

-Entonces puedo seguir-sonrió el chico-tiene el pelo largo, y cara de ángel, y si la vez justo antes de tu muerte, créeme que piensas que puedes morir en paz-recitó con ojos soñadores.

-Kazuma-sama, creo que no es el lugar para ese tipo de comentarios.

-¿Sabes que me encanta?

-No, realmente, es imposible saber lo que piensas.

-Que tu cara de limón acido aleje a todos los que están aquí.

-Bueno, gracias, pero prefiero rechazar el cumplido.

-Kiyoshi, no me gusta estar aquí, y tú junto a mí en este momento, es como tener una espada contra la yugular de estos tipos.

-¿En serio? Si te asusta tanto debe ser por algo, ahora en serio, ¿Hace cuanto que no venias a este tipo de reunión?

-Uhmm-hizo un gesto pensativo poniéndose la mano en la barbilla como si contara-. Uno o dos siglos, sinceramente, encuentro este tipo de cosas muy aburridas, cuando no hay una gran cantidad de chicas lindas, justo como ahora.

-¿Qué hacemos aquí entonces?-pregunto el pelirrojo con pesadumbre.

-Lo sabrás pronto.

-¡Que me quemen vivo!-exclamo la voz de un hombre mayor detrás de ellos- Kazuma Von D, ¿De verdad eres tú?

-Maestro-exclamó el chico mientras ambos se daban un abrazo amistoso.

-En serio eres tú, no podía creerlo cuando me dijeron que estabas aquí, tenía que verlo con mis propios ojos.

-Bueno no podía privar a todos de mi hermosa presencia.

-Eres un narcisista-suspiro el mayor-. Aun lo eres.

-¿En serio?-susurró sarcástico el pelirrojo.

-¿Quién es este joven, Kazuma?

-Ah, claro, lo había olvidado… de nuevo. Naragashi Kiyoshi, este es Albert Di Lioni, uno de los más antiguos, y mi maestro.

-Un placer conocerlo, Di Lioni-san-dijo al mismo tiempo que hacia una pequeña reverencia, comportamiento que se gano una mirada de interrogación del mayor.

-Lo siento, debí decírtelo maestro, Naragashi es japonés.

-Lo entiendo bien. El placer es todo mío Naragashi-kun –respondió con una sonrisa-. ¿Así que Kazuma?

-¿Qué tiene de malo?-interrogó el castaño.

-No tiene nada de malo, es un buen nombre, pero sinceramente me gusta más tu verdadero nombre, es más de época.

-Bueno no puedo andar por el mundo con el mismo nombre más de 500 años, es sospechoso, y no me da la libertad de movimiento que quiero.

-Claro, por eso es tan lógico tener un nombre japonés y un apellido francés, ahora todo tiene sentido-ironizo el mayor.

Las luces bajaron su intensidad, la música dejo de tocar en tanto que los invitados centraron su atención en la persona que bajaba las escaleras: sus cabellos dorados brillaban incluso más con el reflejo de la tenue luz, su piel era como el marfil y sus ojos ambarinos no hacían mas que despedir una gran tranquilidad; era de estatura alta y su complexión era lo suficientemente esbelta. Desprendía una presencia similar a la del joven de cabellera castaña, quien no se inmuto en lo absoluto.

-Les agradezco a todos ustedes por asistir a esta ceremonia-dijo finalmente.

-El joven Hamsenberg, nieto del Gran Maestro-sonrió el mayor.

-Ya veo…

-Hamsenberg Diether Allen Christopher-gruño Kazuma- ¿quién en su sano juicio usa tantos nombres aun?

-¿Él?

-No es el punto Kiyoshi.

-Temo, tengo que anunciarles ahora el verdadero propósito de esta reunión-una prolongada pausa se hizo presente- mi honorable abuelo… ha fallecido hace dos días.

-¡Imposible! El Gran Maestro… ¿muerto?-el pelirrojo trago saliva.

-Esto me trae un mal presentimiento-susurro Kazuma, a lo que su maestro asintió.

Una gran ola de susurros inicio, nadie podía creer lo que escuchaba de los labios del joven Hamsenberg. Al parecer que nadie le creía, prosiguió a mostrar un anillo, los presentes quedaron sin habla; el objeto que representaba el poder del Gran Maestro y, el cual, jamás se desprendía de él; incluso lo decía innumerables veces: “Primero muerto antes de quitarme este anillo”.

-Las causas de su muerte aun están siendo investigadas, pero como ustedes saben nosotros no podemos darnos el lujo de no tener un líder; muchos de ustedes conocen bien las viejas historias… sobre “esa época”. He hablado con la corte de mi honorable abuelo y hemos llegado a una conclusión.

-No me sorprendería que se autonombrara el nuevo Gran Maestro-rió el castaño por lo bajo.

-Kazuma-sama, no hable así-se quejo Kiyoshi.

-Si, si, como digas-se burlo el aludido.

-¡Habrá una competencia!-exclamo el rubio, dejando petrificado a mas de uno-. ¡Los líderes de cada casa serán los candidatos a Gran Maestro!

-Maestro, escuche bien-inquirió el castaño.

-No, de lo contrario a ambos nos falla el oído.

-¿Será la edad?

-No lo creo Kazuma.

-Estos candidatos, lucharan por el derecho de ser el nuevo líder de toda la estirpe vampirica Y cuando digo luchar… lo hago casi literalmente. Claro esta, el ganador decidirá la muerte o la vida del perdedor.

-Ese mocoso no ha cambiado en nada-suspiro el joven Von D.

-Joven maestro Hamsenberg, ¿esta usted seguro?-pregunto uno de los nobles vampiros.

-Definitivamente, aquellos líderes que no deseen participar por favor díganlo ahora.

-Yo me retiro-se escucho la potente voz del señor Di Lioni- mas sin embargo mi casa no se retirara de la competencia.

-Explíquese, por favor, estimado líder Di Lioni-ordeno el joven Diether.

-En mi lugar, quisiera que Marine, miembro de mi casa, sea la persona que participe en este encuentro.

-¡Maestro!-pidió Kazuma.

-¡Encantada!-se escucho a lo lejos la voz de la joven pelirrosa- Kazuma, hagamos nuestro mayor esfuerzo-rió antes de guiñarle un ojo.

Una lúgubre pausa, seguida de las quejas de la mayoría de los invitados, debió de ser parada por Diether, quien aunque no lo pareciera le encantaba la idea de colocar a Marine en el juego; más que nada porque lo haría aun más interesante, claro, lo mas que se podía con Von D Kazuma y él dentro.

-Petición aceptada-hablo el ambarino- ¿alguien mas que desee hacer alguna especie de cambio o abandonar?-al no recibir ninguna respuesta prosiguió-, a partir de la próxima semana, a la media noche, iniciara la competencia hasta que la mayoría de nuestros hermanos este de acuerdo, o por lo menos el consejo del anterior Gran Maestro, en quien se convertirá en el líder esto no acabara.

-Interesante propuesta.

-Kazu… ma-sama, ¿piensa participar?

-Claro, no puedo manchar mi buen nombre retractándome en este tonto juego.

-¡Tenemos una guerra contra los licántropos ya!-agrego Kiyoshi- ¿esto no es un poco exagerado? ¡Lo último que necesitamos es una batalla interna!-finalizo en un gran grito, supo lo que hizo después de sentir las miradas sobre si.

-Una observación bastante intrigante más sin embargo, con guerra o no, esto se hará-sonrió Diether- Von D, veo que es tu sirviente-anoto.

-Yo… mis más sinceras disculpas Diether-san-pidió el pelirrojo- de inmediato me retirare; ha sido mi falta, mi maestro no tiene que nada que…

-Kiyoshi, silencio-hablo el castaño- no me avergüences mas de lo que ya lo has hecho.

-Si… Kazuma-sama-dijo cabizbajo.

-Me disculpo por la insolencia de mi sirviente, es nuevo en estas reuniones.

-Tal vez, Von D, tienes la culpa por no aparecer mas seguido-explico, retador- seguro que no hubiese sucedido en una reunión tan importante de tener algo de experiencia-afirmo alegre el rubio.

-Si realmente hicieran reuniones de importancia y en lugares adecuados aparecería más-insinuó en igual tono, ambos se miraron hasta que el nieto del Gran Maestro decidió cambiar de tema.

-Quizás tengas razón, en cualquier caso, por favor todos… disfruten del resto de la velada.


Nada sucedió después de eso, fue como si no hubiera ocurrido; el castaño en esos momentos hablaba animadamente con el señor Di Lioni y Marine. En cambio la pena de Kiyoshi aun no desaparecía del todo, quería golpearse la cabeza sobre el barandal en el que se recargaba, ya que no estaba seguro de que la tierra quisiera tragarlo en ese momento; aunque no tenía idea de cómo le encantaría que la oferta fuera aceptada. La risa de alguien a sus espaldas lo hizo estremecerse.

-Buenas-saludo el recién llegado.

-Bu… Buenas noches Diether-san-correspondió el pelirrojo- digo, Hamsenberg-san-hizo una reverencia.

-No es necesaria tanta formalidad.

-Pero es el nieto del Gran Maestro, sin mencionar líder de la casa Hamsenberg.

-Ya no soy su nieto, recuerda que mi honorable abuelo falleció-recalco mostrando una sonrisa amable.

-¡Lo siento! No le he dado mi pésame.

-No hace falta; se que a todos nos afecto esto.

-Como diga.

-Por cierto, ¿qué relación tienes con “él”?

-¿Con él?-medito- ¿se refiere a Kazu… digo, Kazuma-sama?

-Si, con él-afirmo con un tono curioso.

-Bueno… el me convirtió, es todo. Solo soy un sirviente más.

Era extraño, tanto que daba hasta cierto miedo, ¿por qué de pronto el joven maestro Diether le estaba hablando?; aun más considerando que hace unas horas el rubio y el castaño prácticamente despedían rayos de sus ojos cada vez que se veían. Ahora que lo pensaba bien, realmente no sabía casi nada sobre el líder Von D, esa noche le enseño eso.

-Entonces, Kiyoshi-interrumpió Diether.

-¿Eh? ¿Cómo sabe mi nombre?

-Lo escuche en el momento que Von D te calló.

-Es verdad-rió nervioso el pelirrojo- dígame, Hamsenberg-san.

-Me gustaría saber algo-pauso- dices que solo eres un sirviente más, sin embargo… me gustaría saber-medito un poco-. ¿Qué haría Kazuma si te matara en este instante?-su voz se volvió seria y su rostro tomo un aire de diversión.

-Oh, uhm… yo, no lo sé…-tartamudeo, esas palabras lo preocupaban.

-¿Qué tal en este justo lugar, ahora?-inquirió pegándose más al pelirrojo.

-¿A que se esta refiriendo?-finalmente lo dijo, aquella pregunta que hace unos pocos segundos se hizo presente tras pensar en el significado de esa conversación.

-Supongo que no le molestara demasiado que mate a un simple sirviente. Además estoy aburrido.

Kiyoshi retrocedía, tenía un nudo en su garganta que le impedía pedir ayuda… ¡pedir ayuda! Era lo único que se le pasaba por la mente; sentía, no, más bien sabía que si se le enfrentaba no duraría ni un instante contra ese vampiro. Huir era inútil, sus piernas apenas y se movían. Sintió la barda en su espalda. Ya estaba en el borde del balcón en tanto que el vampiro de dorada cabellera se acercaba cada vez más a él, lentamente como disfrutando del momento. Trago saliva, ¿sería su fin?

Cerro sus ojos y en ese momento pudo apreciar el roce de las manos de Diether tocar su cuello. Pero después ya no continúo su objetivo original, abrió lentamente los ojos, y miro hacia la misma dirección que el ambarino observaba; no pudo saber si el semblante del líder de la casa Hamsenberg era de satisfacción, molestia o sencillamente volvió a la tranquila y amable. Mas allá, recargado en el marco de la entrada a la mansión, Kazuma los miraba a ambos mientras mecía en círculos la copa de vino entre sus dedos.

-Kazuma-sama…-fue lo único que pudo pronunciar, el rubio se alejo un par de pasos.

-Von D, ¿qué te trae a este lugar?

-El ambiente de las fiestas no es exactamente lo mejor para mí-justifico- necesitaba un poco de aire, es todo.

-Ya veo.

-Aprovechemos este momento, y hablemos, estimado Diether-sonrió el castaño.

-Tal vez solo sea una pequeña charla, Kazuma.

-Por mi esta bien, por cierto, ¿cómo esta tu hermana?-su sonrisa reflejaba cierta malicia.

-Ha mejorado, gracias por preguntar-contesto, su hilo de voz era algo tembloroso, al parecer intentaba controlarse- muere de una buena vez, maldito bastardo-pensó para sí.

-Oh-exclamo-, me alegro. Dale mis saludos.

Sin duda el castaño saboreaba aquel momento, era como una especie de venganza. El joven de mirada esmeralda solo apreciaba la escena, no entendía nada pero prefería no meterse. Diether se despidió de ambos jóvenes, dejando aun mas en shock al chico que miro a su maestro regocijarse de su victoria. Desvió la mirada hacia Kiyoshi, quien solo alcanzo a volver a erguirse.

-Kiyo…

-¿Eh? ¿Qué?

-¿Qué hacías con él a solas?-reclamo-. Es peligroso, ¿sabes?

-Me acabo de enterar, gracias-ironizo Kiyoshi.

-En ese caso ya estas advertido, la próxima vez no te ayudare-sonrió.

-Bastardo-pensó el chico-. Como digas, Kazuma-sama-suspiro.

-Kiyoshi.

-¿Ahora que?-alegó cansado.

-Solo por si las dudas-comento-. Te prohíbo que vuelvas a hablar con él…-sentencio, bastante serio- ¡y es una orden!-exclamo molesto antes de volver a entrar en la construcción, su mirada era de temer, igual que la de una bestia.

Esa era la primera vez que veía a Kazuma tan molesto, tanto que incluso le había inspirado temor.


~ Fin Eclipse 01.