La luna brillaba con fuerza sobre el parque de una ciudad, oculto por la sombra de los árboles un joven admiraba al astro, desvió la mirada hacia un rincón; una mujer le hizo una reverencia.
-¿Si?
-Hemos recibido noticias.
-¿De qué tipo?
-Parece que el Gran Maestro de los vampiros ha muerto, y una guerra entre los líderes de las casas se realizara para definir al nuevo líder supremo.
-Con esto, los licántropos podremos vencer a esa detestable raza.
-Si, tal vez-contesto el joven con pesadez- puedes retirarte, mas tarde iré con los otros, necesito pensar.
-Como ordene-asintió la mujer antes de desaparecer entre la oscuridad.
-Dos guerras, ¿eh?-pauso- los vampiros siguen siendo tan tontos como siempre-rió.
-Kiyoshi, hay algo que me preocupa-menciono Kazuma antes de arrojarse a su cama.
-¿Qué es?
-¿Por qué Marine te abrazo teniéndome a mí a su lado?-reprocho como un niño.
-Yo que voy a saber-gruño el pelirrojo.
-Pero te abrazo a ti.
-Eso no quiere decir que yo sepa porque, ni que yo quisiera.
-Te odio.
-Es mutuo.
-Disculpe la interrupción… joven maestro, la señorita Marine le llama -impulsado por una fuerza extraña el castaño se dirigió al teléfono mas cercano- como de costumbre-suspiro Shirase.
-¡Señorita Marine! Es un gusto escuchar su hermosa voz.
-No tiene demasiado tiempo desde la ultima vez que la oíste-gruño Kiyoshi, el castaño le propicio una patada que lo lanzo hasta el otro extremo de la habitación.
-No interrumpas cuando estoy hablando con ella, es una orden-reclamo Kazuma antes de continuar su charla.
El pelirrojo se hallaba empapado, choco contra una mesa en la que reposaba un florero el cual derramo todo su contenido sobre el chico; se levanto con pesadez, para antes de salir por la ventana más cercana contestarle a su maestro quien simplemente lo ignoro:
-Si, Kazuma-sama.
-Este… señorita Marine…
-¿Si?
-¿Escuche bien?
-¿Qué dices Kazuma? Lo repetiré una vez mas, esta vez cáptalo mejor.
Si, seguramente, ya habían pasado treinta minutos desde que salio, volvió a entrar en la habitación de la que escapo por la ventana; allí continuaba el joven Von D, solo que algo capto su atención, la bocina del teléfono colgaba de la mesa. Se acerco para escuchar la voz de la pelirrosa llamando a Kazuma.
-Kazu…-susurro el ojiverde, no recibió respuesta- Oye tarado, reacciona-alego pasando una mano delante del rostro pálido de su maestro- ¿me escuchas? Tu adoración esta del otro lado de la línea llamándote, no seas bruto y ¡contesta!-exclamo dándole un profundo puñetazo en la cabeza.
-La… la señorita Marine…-tartamudeo.
-¿Si?
-Vi… viene a vivir a nuestra casa… ¡mientras dura el duelo!-finalizo antes de volver a entrar en shock, Kiyoshi lo empujo levemente con un dedo dejándolo caer al suelo como un costal.
-Se desmayo-suspiro, tomo la bocina preparándose para responder por su amo- Marine-san, no se preocupe, preparare todo para su estadía-sonrió.
-Gracias, ¿y Kazuma?-pregunto tras una pausa.
-Tuvo que alejarse por un imprevisto.
-Ya entiendo, dale mis saludos.
-Por supuesto-colgó, su rostro se volvió sombrío mientras se acercaba al joven cabellera marrón- ¡Levántate idiota!-grito dándole una patada- ¡no es momento de que te desmayes!-tras otro golpe, de aun mayor potencia, Kazuma se levanto- finalmente.
-No, no, ¡no!-chilló- tener a la señorita Marine viviendo bajo el mismo techo…-comenzó- ¡será como volver a estar casados!-el pelirrojo quedo atónito- ¿por que me pasan estas cosas a mí?
-¿Ca… Casado?-titubeo.
-Si, lo estuvimos durante un año-confesó casi llorando- fue horrible, y ¿sabes que es lo peor?
-Yo… no lo se.
-¡En esa epoca no podias pedir el divorcio!-tomo los hombros del chico y comenzó a zarandearlo- ¡un año! ¡Un dichoso año de estarla soportando!
-¿Tan malo fue?-se indigno Kiyoshi- ¡ahora es tu adoración!-critico zafándose- no pudo ser tan malo si ahora solo quieres estar con ella.
-¡Tu no entiendes!
-¡Por supuesto que no! ¡Lo único que se de ti es desde que te conocí hasta ahora!
-Esa no es excusa-se quejo Kazuma- no quieres entender a alguien que esta sufriendo como yo.
-¡Para eso esta Shirase-san!
-El solo sabe dar consejos-paso.
-Como si no los necesitaras en este momento-suspiro.
-Claro que no, necesito a alguien que me diga que estoy pasando por una pesadilla y me ayude a salir de ella.
-Narcisista…-el castaño lo miro- estas solo en esto-murmuro harto-. Nos vemos.
-¡No me dejes Kiyo!-pidió- ¡Es una orden!-afortunadamente para el pelirrojo, e infortunio de su amo, esas ultimas palabras fueron ahogadas con el sonido de la puerta cerrándose.
Anochecía cuando un automóvil se detuvo frente a la mansión Von D. Hacia algo de frío por lo que una corina blanca ondulaba en los húmedos suelos. Corrió hasta una puerta, la abrió de golpe; como esperaba, Kazuma dormía en su cama. Se encamino hacia él.
-¡Kazu, ya he vuelto!-pensó un poco- ¡y Marine-san espera abajo!-anuncio, el castaño abrió los ojos, se levanto y tomo un abrigo que colgaba de un perchero, se coloco guantes y una bufanda- ¿Kazu?
-Te lo dejo todo a ti-sonrió antes de lanzarse por la ventana.
-¡Traidor, vuelve aquí!-ordeno el pelirrojo saliendo tras él- ¡Marine-san te espera y tu iras te guste o no!
-¡Me gusta mi libertad, gracias!
-¡Kazu, no seas terco! ¡Vivir con ella un tiempo no te matara!
-¡Si no fuera porque ya morí una vez te lo aseguraría!
-Supongo que no temes que ella pueda vengarse de esto-comento inocente. Kazuma se detuvo en seco- ¿ocurre algo Kazu?-inquirió.
-Eres un…
-La cena estará lista dentro de poco-agrego mirando su reloj- y creo que ella es del tipo de persona que le gusta la puntualidad en los demás.
-Kiyo, muérete.
-Lamentablemente eso es técnicamente imposible.
-Kiyoshi-susurro- de vuelta a la mansión.
-Como diga Kazuma-sama-sonrió.
-Si vuelves a hacer algo como esto te matare con mis propias manos.
-¿Bien?-contesto divertido.
Si el aire pudiera cortarse con un cuchillo, pensó Kiyoshi, lo hubiera hecho solo para distraer a los que se encontraban en la habitación. Kazuma y Marine habían pasado toda la cena, que seguramente Shirase había supervisado personalmente, lanzando demasiadas indirectas de sus pasados que dificultaba a cualquiera de los presentes no perderse después de dos o tres argumentos seguido.
-Y dime Kazuma, ¿Has estado últimamente en
-Pero por supuesto, me he comportado correctamente y me han permitido volver-sonrió Kazuma-. ¿Tú no has ido últimamente, Marine?
-¡TU ME ODIAS! – gritó ahora Marine levantándose de su silla y tirando la mitad de las cosas. Por lo menos la otra mitad de la vajilla sobrevivió, pensó Kiyoshi.
-¡TU ME ODIAS SOLO PORQUE TE PEDÍ EL DIVORCIO!-gritó ahora Kazuma y lo que quedaba en la mesa, cayó sobre la alfombra color vino.
-Ahí va mi dinero-susurró el pelirrojo entre ambos contendientes.
-Y TU ME LO PEDISTE PORQUE ME ODIAS.
-ERES UNA MANIPULADORA CUALQUIERA LO PEDIRÍA.
-PERO FUISTE TU EL QUE PIDIÓ EL MATRIMONIO.
-PORQUE NO SABIA EN QUE ME META.
-DEBISTE PENSARLO MEJOR.
-Joven Naragashi, si me permite una sugerencia…-pidió Shirase tras él.
-¿Si?
-…Apártese de su asiento.
-¿Pero por qué…?-se detuvo a la mitad de la frase cuando los cuchillos y tenedores empezaron a volar enfrente su nariz-. Oh- soltó sorprendido.
La siguiente media hora, la pasaron intentando calmar a los dos vampiros que insistían en lanzarse todo tipo de cosas. Y Kiyoshi sospechó que los sirvientes debieron tardar toda la noche reparando lo que quedo del comedor... en momento Marine saltaba de felicidad por el estudio, y Kazuma simplemente leía un periódico, y Kiyo… bueno Kiyo observaba el silencioso y nada agresivo, hasta ese momento, duelo.
De pronto la pelirrosa se puso a golpetear el respaldo del verde sofá en el que se encontraba, movía los labios con inquietud. Kiyoshi comenzaba a pensar que en verdad era como una de las tantas pinturas que adornaban la estudio. De un momento a otro la vampiresa se levanto y dando largas zancadas se plantó frente al castaño, él no se inmuto en lo más mínimo, seguía como si nada. Con delicadeza Marine tomo las orillas del papel, la mano le temblaba del enfado, de un tirón hizo deslizar el periódico de las manos de Kazuma.
Von D ni siquiera se molesto en levantar el rostro, busco torpemente hasta hallar el papel. En cuanto estuvo de nuevo en sus manos miro a todas partes de la habitación.
—¿A qué hora es la cena?
Naragashi rió nervioso y la invitada levanto una ceja.
—Pues, la cena ya pasó —informó el de ojos verdes.
—¡No me importa! ¡Quiero algo de comer! —El castaño respiró hondo— será un bocadillo nocturno, lo juro.
—Si, si, al fin y al cabo eres el maestro —ironizó.
El japonés se puso en pie tras decir aquellas palabras, casi con el porte del mismo Shirase se retiró. Los dos sangre pura que quedaban se miraron mutuamente, ninguno pestañeo siquiera mientras esperaban que el otro hablara.
—Bien, te deshiciste de Kyo-chan.
—¿Desde cuándo es Kyo-chan?
—Investigué un poco sobre los japoneses.
—Cómo sea, ¿a qué has venido realmente, Marine?
Kazuma doblo el periódico en cuatro partes antes de caminar hasta la chimenea que adornaba una de las tantas habitaciones que poseía aquella mansión. Se recargo toscamente contra el marco.
—Habla.
—Existen rumores entre los miembros sobre el asesino del Gran Maestro —explicó ella— se duda mucho que el mismo Gran Líder, Reinstein, de los lycans lo haya hecho.
Un golpeteó en la madera de la entrada interrumpió a la joven, ambos permitieron el pasó a Kiyoshi que se encontraba acompañado de Shirase. Solo que el jefe de mayordomos estaba allí por otras razones. Otros invitados habían llegado, el joven maestro de aquella casa torció la boca, ya se le hacía familiar un pequeño olor que emanaba de las afueras.
—Kiyoshi atiéndelos tú, son ese par de pulgosos, llegaron antes de lo acordado.
—Kazuma-sama, por favor no llame así a Jacob y Anika, vienen para celebrar su cumpleaños…—su voz se volvió baja— aunque con una semana de adelanto.
Marine se dejó caer en la silla más cercana, así no terminaría de decir más de dos oraciones antes de volver a ser molestada por los miembros de la extraña casa Von D.
-Descuida, hay tiempo de sobra para hablar-aseguro Kazuma volviendo a su periódico.
-¿Eso es todo Kazu? ¿Solo eso? ¿Hay tiempo?
-En realidad no lo hay, pero si te lo digo abiertamente te volverás la loca maniaca de la que me divorcie. Y créeme querida que no tengo ánimos de discutir.
-Tus modales del siglo pasado no me impresionan Von D-susurró Marine.
-No deberían, viviste con ellos bastante tiempo.
-Intentar convencerte de tomarte las cosas en serio es una causa perdida.
-No esta tan perdida como intentar que Kiyoshi se aleje de los lobos.
-¿A qué te refieres?
-Marine, vampiros y hombres lobo, son enemigos naturales, tú sabes, no soportamos nuestros olores, tenemos hábitos diferentes, alimentaciones diferentes, y lo único que compartimos es que una vez fuimos humanos, y nuestro gran odio entre nosotros. Claro, los lobos el mejor amigo del vampiro-ironizó rodando los ojos.
-Jacob y Anika, ¿eh? ¿Qué no eran miembros de
-Podría decirse, pero, ninguno de nosotros se soporta mucho. Dale las gracias a Kiyoshi, y aun así insiste en festejar mi cumpleaños cada año.
-Tu dijiste que…
-¿Qué no puedo recordar la fecha exacta de mi cumpleaños? No puedo, el muy listo se invento una fecha y la celebra.
-¿Por qué habría de hacerlo?
-Y yo que se-espetó Kazuma-. Los japoneses son tan raros.
-¿Por qué aceptaste?
-Marine, cuando eres inmortal, te resignas a que vas a vivir para siempre, y tienes a Kiyo viviendo en tu casa, no es que tengas muchas opciones.
-¿A qué te refieres?-preguntó Marine de nuevo sentándose en el reposabrazos del sofá de Kazuma.
-Kiyoshi es lo que se conoce como un manipulador inocente innato, no es como si te diera muchas opciones, o quizás si lo hace, ninguna es linda, y debes escoger entre la menos terrible.
-¿Qué mas había?
-No me hagas recordar mis opciones- Kazu se estremeció de repente-. Y aquí vienen los lobos-susurró con desprecio.
-¿Puedo abrazarlos? Jamás abrace a uno.
-¿Marine en que piensas? ¿Cómo es posible que seas mayor que yo?
-Te recuerdo que soy menor que tu, técnicamente-susurró Marine antes de que la puerta se abriera.
-Lamento la demora-informo Kiyoshi.
-Jacob, Anika.
-Kazuma-respondieron ambos.
-E s un pla…-empezó Kazuma con un tono bastante diplomático pero se interrumpió apenas una fracción de segundo- …uhm…bienvenidos.
-Gracias-susurraron ambos, en el mismo momento que el vampiro y los dos lobos fulminaban a Kiyo con la vista. Oh, si tan solo las miradas mataran…seguramente el pelirrojo habría caído al suelo fulminado en ese momento.
-¿Entonces Kazu…puedo?-interrumpió Marine.
-Se te pegara la peste-retó el castaño en voz alta y con tono altanero.
-No más de la que ya hay aquí-Jacob siempre tan oportuno, mirando a Kazuma a los ojos, misma que el chico sostuvo.
-Shirase, ¿No tenias algo que hacer?-preguntó Kazuma sin interrumpir el contacto.
-¿Cómo pude haberlo olvidado?-se reprimió Shirase-. Joven Naragashi, ¿Podría acompañarme?
-Pero…-el aludido lanzo un mirada su maestro, que no fue devuelta-. De acuerdo.
-Con su permiso, Joven maestro-se disculpo Shirase antes de que la puerta se cerrara tras ellos.
-¿Entonces que es lo que quieres discutir sanguijuela?-interrumpió Anika cuando se aseguraron de que los dos sirvientes se encontraban a una distancia prudente.
-Los secretos de Blutige Rose no saldrán de esta habitación-contesto Marine desde la chimenea, mientras sacaba de uno de sus bolsillos, un reloj de bolsillo, cuyas partes estaban hechas de oro.
-Los secretos de Blutige Rose no saldrán de esta habitación-contesto Marine desde la chimenea, mientras sacaba un reloj de bolsillo de su chamarra-. ¿Juran derramar su propia sangre antes que la de sus compañeros de
-Acepto-indicó Jacob.
-Acepto también- susurró Anika.
-Lo juro-terminó Kazuma.
-Que así sea, yo invoco los poderes de Uhr Blut und Seelen-recitó como una orden, y todos esperaron unos minutos-. Ya es seguro.
-¿Para qué nos trajiste aquí?-susurró Jacob.
-Ustedes deben de saber actualmente, que el Gran Maestro…
-No pretendan culparnos de lo que le paso a su pastor-interrumpió Anika.
-Yo no quise decir eso- se defendió la vampiro.
-Claro que si- y Anika seguía contraatacando.
-No lo estamos haciendo-interrumpió Kazuma desde su sofá- esa no fue la intención, sabemos que ninguno de los miembros de
- Nada que les pueda ser de ayuda, lo lamento-la chica lobo también se dejo caer en un sofá.
-Ni Reinsten, ni algún otro ¿dices?-Marine se dejo caer de nuevo en el reposabrazos del sofá del vampiro.
-No me sorprende- murmuró Jacob.
-Ni a mi-secundó Kazuma.
-¿Cómo?-preguntaron las chicas al mismo tiempo.
-No cualquiera puede enfrentarse a alguien con el…nivel de un Gran Maestro…excepto otro con el titulo- explicó el vampiro.
-Sin embargo, ningún Maestro se atrevería a hacerlo, en primera podría morir por culpa de la raza rival, y en caso de que sobreviviera aun esta
El incomodo silencio reino durante unos segundos, aquello era tan cierto que no cualquiera se atrevería a realizar aquello, los sospechosos eran muchos como pocos. Ya no existía ninguna razón por la que discutir, o eso parecía. Jacob recorrió el estudio de extremo a extremo con una singular calma, pasó con delicadeza sus dedos sobre los lomos de los libros que existían en una repisa. Kazuma solo pudo pensar que tendría que desinfectarlos la siguiente semana, entonces el albino se detuvo, sus ojos reflejaron sorpresa.
—Kazuma —siseó— estos libros, ¿qué antigüedad tienen?
—¿Para qué?
—Solo contesta.
—Si he de ser sincero, desconozco la fecha, muchos pertenecieron en algún momento a mi maestro.
—Ya veo.
Empezó a tomar libros al azar, algunos polvorientos y otros viejos pero conservados, Marine regaño al castaño por no hacer la limpieza como es debida. El licántropo pasaba hojas sin detenerse hasta que una exclamación triunfal emergió de sus labios, se acerco al centro de la habitación realizando señas para que se acercaran. Así lo hicieron y leyeron los párrafos que el joven señalo.
—¿El rey de las sombras, dios de las pesadillas? —la pelirrosa lo miró.
—Finalmente te volviste loco.
—Tiene sentido, de no ser porque es imposible —Von D regresó a su asiento.
—El sello es viejo, pudo pasar algo y romperse, al fin y al cabo él dijo que tomaría venganza de su raza.
—¿Sugieres que Alucard, el vampiro más poderoso del que se tiene conocimiento después de Lilith, mato a Damián Hamsenberg? —Kazuma recargo su barbilla sobre el dorso de su mano— Alucard Vladler es incapaz de matar a otro vampiro, de haber despertado posee un sello tatuado en su corazón, si se atreviera a hacerlo sufriría un terrible dolor y poco a poco su cuerpo se pudriría hasta quedar hecho nada.
Anika gruñó, sin duda los vampiros tenían un toque espantoso para reprimir y castigar a otros. Jacob por su parte se mantenía al margen de su teoría, había escuchado algo sobre aquel sello pero no sabía si es que Alucard fuera capaz de deshacerse de aquel sello o no con el paso de los siglos, después de todo se decía que era tan poderoso como la misma primera vampiresa: Lilith.
—¿Hay forma de deshacerse de ese sello?
—Dos —habló Marine— la primera es usando las diferentes llaves que crearon el tatuaje y “abrir” el sello en la iglesia principal del Vaticano. La segunda es matar a cinco vampiros y cinco licántropos al igual que 3 y 3 convertidos de cada raza, no obstante estos últimos 6 deben tener un alma pura, sin mencionar que debe matarlos solo en dos momentos y alimentarse de sus almas en ese mismo periodo: luna nueva o un eclipse.
—En pocas palabras, la segunda resulta relativamente imposible por el proceso de putrefacción y le sería demasiado difícil conseguir esas seis almas puras. En cuanto a la primera, cada líder de las casas posee una llave así que nos enteraríamos.
—Llaves que no existen… —Jacob devolvió el libro a su lugar— ¿cómo encontrar algo como eso?
—Debe encontrarse lo que abre esa llave.
—¿El sello del Vaticano? —Anika miró a Marine, esta asintió— pero entonces debería buscar después las llaves, que no existen, lo que nos lleva al principio.
—¡Mal, mal! ¡Lo estamos tomando demasiado literal! Los vampiros antiguos no son tan directos.
—¿Qué piensas Kazuma?
—Lo que pienso, Marine, es que esas llaves no son objetos sino seres.
—¿Cómo?
—La sangre es la vida en sí, lo que Alucard desea, en caso de que nuestra hipótesis este en lo correcto, es la sangre de las casas que lo encerraron no una llave en si.
—Sangre de inmortales, ¿verdad?
—Exacto, Jacob.
—¡Claro! ¡Ahora todo tiene sentido! —la albina se animó.
—Las llaves se encuentran oculta de la vista de todos pero bajo sus narices —tradujo el Lycan.
—El problema ahora es saber quién exactamente es la llave de cada casa.
—El problema ahora es saber quién exactamente es la llave de cada casa.
—Y advertirle —añadió la mujer lobo.
—Discutiré esto con los líderes de
—Te lo encargo Marine, pero se discreta, no queremos que la información llegue a otras manos.
—Vamos Kazu, puedes confiar en mí, cualquiera pensaría que no me conoces.
—Nunca llegamos a conocernos entre nosotros realmente Marine –susurró el aludido.
—Eso es todo lo que tenemos que discutir, ¿no es cierto par de sanguijuelas?
—Anika tranquilízate- advirtió el lobo.
—No te preocupes por ella, Jacob, la reunión ya término—gruñó Kazuma con toda la diplomacia que pudo— ¿Marine harías el honor?
— ¿Nos harías el honor sanguijuela? —imitó Anika con todo el odio que pudo en su voz.
—Encantada-susurró la aludida fulminando a la chica lobo —. La sangre volverá a su lugar mientras la luna de carmín se tiñe, tiempo vuelve a fluir como el viento que ondea en los bosques —recitó junto a una melodía antes de guardar el reloj de nuevo en su bolsillo—. Hecho esta.
Los pasos de Kiyoshi no tardaron en hacerse oír por el pasillo, y todos volvieron a sus lugares después de intercambiar una mirada.
— Entonces, ¿Cuántos son este año sanguijuela? ¿Doscientos? ¿Trescientos? –preguntó la chica lobo con todo el veneno que pudo.
—No te atrevas a…— Marine fue interrumpida por un gesto de la mano del chico.
—En realidad, mi querida Anika, son alrededor de mil cien.
—Ustedes los vampiros son criaturas repugnantes —espetó la chica, soltando un pequeño rugido.
—Anika…-Jacob se vio interrumpido por Kiyoshi que entró de improviso.
—Lamento mucho el retraso, Shirase quería que…yo…le ayudara en la cocina.
—No hay problema, Kiyoshi, solo charlábamos un poco.
Kiyoshi se detuvo a ver la escena desde la puerta, Jacob se paseaba por entre los estantes de libros, Anika fulminaba con la mirada a Kazuma y Marine que no la pasaban por alto, el chico había vuelto a su periódico, y la chica sentada sobre el reposabrazos del sofá, jugaba con el pelo del vampiro.
— ¿Pasa algo Kiyo-chan?-susurró Marine observando al pelirrojo paralizado en la puerta.
— Pues es solo que…— “Parecen un verdadero matrimonio” pensó con recelo, pero luego lo pensó mejor—… es increíble que aun no se hayan matado unos a otros
Nadie dijo nada más, y todos volvieron a sus asuntos, pronto Anika y Jacob manifestaron deseos, el chico más amable que su hermana, de alejarse un poco de Kazuma y Marine, por lo que Kiyoshi se los llevo a pasear por los jardines. No se podría decir que fue un paseo desagradable, fue interesante, incluso divertida, no tenían mucha oportunidad de reunirse, apenas unas pocas veces cada tantos años, y tomando en cuenta que era una amistad desde que Kiyo había sido humano ninguno tenía muchas ganas de echarla a perder. Cuando volvieron se encontraron con el mismo cuadro, solo que esta vez, Kazuma y Marine se habían cambiado a un sofá de dos plazas y el vampiro leía en voz alta.
— Kiyo-chan, Jacob, Anika, que bueno que volvieron — les sonrió Marine—. Adelante, siéntense, Kazu es un muy buen lector y creo que no le molestara tener más público-animó.
—Al contrario, querida, una lectura se disfruta más cuando se lee a solas— susurró el aludido.
— ¿Eso significa que no me leerás más?
—No creo.
—Bueno — suspiro la vampiro—. Platiquemos un poco chicos, Kazu no parece muy interesado en convivir con muchos—bufó.
—No hay muchas cosas que tengamos en común con una sanguijuela como tu—espetó Anika.
—Pero que grosera—susurró Marine—. Entonces tu Kiyo-chan, Kazu te convirtió si no me equivoco, ¿Sabías que fuiste su primogénito? ¿Cómo lo convenciste? —el libro de Kazuma se cerró de golpe.
—Es demasiado tarde para temas tan pesados. Kiyoshi dales a nuestros invitados una habitación lo bastante alejada de las de nosotros, para comodidad de todos. Me retiro, les deseó una buena noche— y la puerta se cerró a sus espaldas.
—Pero que sensible-murmuró Marine.
— Marine-san no es un tema que nos guste tocar por aquí— aclaró Kiyoshi—. Digamos que lo obligue y aún me odia por eso, y bueno…igual hubiera encontrado la forma de convertirme.
—Idiota—susurró Marine.
— ¿Qué? ¿Por qué?
—- Es solo que…bueno si Kazu o yo hubiéramos podido elegir entre vivir así y no vivir, creo que hubiéramos preferido la muerte.
—No mientas hubieras aceptado-gruñó Anika.
—No lo haría…
—Marine-san…
—Señorita Marine—interrumpió Jacob—. ¿Puedo preguntar el por qué?
—Ustedes no lo entenderían, para un Lycan es mucho más fácil, su transformación es como, un botón de encendido y apagado, incluso pueden elegir entre ser carnívoros o no. Para un vampiro, bueno a menos que tengas la “alimentación recomendada” siempre tienes sed y nunca sabes como puedes reaccionar ante la mas leve gota u olor de sangre. En fin…—se interrumpió-. Es demasiado tarde para temas tan melancólicos. Con su permiso—susurró y con gráciles pero cansados pasos salió de la habitación.
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